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La Justicia provincial se despegó del conflicto por la proyectada matanza de conejos

Un juez de Ushuaia se declaró incompetente para tratar el amparo presentado por dos ONG y dictaminó que el asunto debe ser tratado en el fuero Federal. Se trata del proyecto del CADIC para exterminar a los conejos en la Isla.

El juez del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Nº 2 del Distrito Judicial Sur, Doctor Gustavo González se declaró incompetente respecto del recurso de amparo presentado por la Asociación Amigos del Reino Animal Fueguino (ARAF) y la Asociación de Funcionarios y Abogados para la Defensa de los Animales (AFADA) para detener el control de plagas mediante fumigación para eliminar conejos, según el proyecto del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC).

El amparo fue presentado el pasado fin de semana por correo electrónico por la abogada Dr. Griselda Engerlhard en representación de las ONG’s y rápidamente fue resuelto este martes.

Este lunes al analizar la presentación, el Dr. González, corrió vista al Fiscal para que dictamine respecto a la competencia de acuerdo a lo establecido por el art. 22.4 del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia. Ayer martes el Fiscal remitió el dictamen señalando la incompetencia del fuero provincial.

El mismo martes, luego de recibir el expediente de Fiscalía, el Juez dictó la sentencia declarando la incompetencia del fuero provincial para tramitar el amparo deducido por las organizaciones protectoras de animales, indicando que el mismo debe ser iniciado en el Fuero Federal, siguiendo la jurisprudencia local y de la Corte Suprema.

Dicha sentencia fue notificada el día martes a la abogada de los actores. Inmediatamente, ARAF presentó este miércoles un recurso al fuero federal peticionando en el mismo sentido como se actuó ante la Justicia Provincial.

La Dra. Griselda Engerlhard, representante de ARAF y de AFADA, informó que presentó este mismo miércoles un recurso de amparo en el fuero Federal.

 

El caso

La presentación judicial en primera instancia estuvo a cargo de la abogada Griselda Engelhard, quien se hizo eco de las declaraciones del investigador Adrián Schiavini, sobre la necesidad de abordar el control poblacional de los conejos. La intención sería colocar pastillas de fosfuro de aluminio en las madrigueras, a modo de fumigación y luego extraer manualmente a los ejemplares.

Lejos de pensar en el bienestar de toda la sociedad o de la propia fauna, la decisión (explicó el propio Schiavini) se tomó a partir de que los conejos están dañando –según sus dichos- la propia estructura edilicia del CADIC.

Por su parte, Engelhard expresó el repudio de las entidades ambientalistas al proyecto y fundamentó la presentación diciendo que desde AFADA “el fin es el de proteger la biodiversidad y la naturaleza de manera integral, porque entendemos que en el caso de que se lleve a cabo esta matanza o envenenamiento se violarían numerosos derechos y normas como la protección del medio ambiente, el derecho de las personas a gozar de un ambiente sano y equilibrado, la ley de protección de fauna silvestre”.

Luego añadió la profesional que “pretendemos prevenir cualquier daño ambiental, para los animales, para nosotros y para las generaciones futuras”. Buscan que se dicte una medida cautelar para evitar intervenciones sobre los ejemplares “hasta encontrar una alternativa para el control ético de la población de conejos y que el medio ambiente no sufra un daño irreversible”.

Por último, advirtió que “el eventual envenenamiento de conejos no sólo generaría que mueran de una manera cruenta, generando un daño irreparable, sino que además afectaría todo el equilibrio natural y tendría consecuencias en toda la naturaleza”, ya que “si se introduce un virus o se envenenan los conejos, no sabemos dónde pueden terminar esos componentes químicos”, completó.

 

El conejo, según el CADIC

(Fuente: sitio oficial en internet)

El conejo de Castilla (Oryctolagus cuniculus) es una especie exótica invasora, considerada una de las 100 especies invasoras más dañinas del planeta por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Fue introducida en Tierra del Fuego desde Europa por los primeros colonos. Al igual que ocurrió en otras partes del mundo, al acceder a condiciones favorables para su reproducción, sin predadores naturales, se diseminó por todo el territorio causando daños ecológicos de gran envergadura que incluyen la destrucción del suelo y la eliminación de especies animales y vegetales autóctonas.

Desde el año 2000, luego de un control demográfico que se había logrado en la década del 80, las poblaciones de conejos comenzaron a recuperarse en la Península de Ushuaia -donde se encuentran las instalaciones del CADIC-. Este año, debido a las particulares condiciones climáticas, se produjo una explosión demográfica que enciende nuevas alarmas ambientales y sanitarias.

Esto obliga al CADIC a tomar acciones de control de esta especie dañina que, a pesar de no ser agradables, se revelan como indispensables en pos de evitar su diseminación por la Isla Grande de Tierra del Fuego y la producción de daños mayores. Desde la institución se prioriza siempre la protección del ambiente, tanto a partir de la investigación como de la intervención directa y esta medida va en el mismo sentido: mantener la biodiversidad nativa y tratar de reparar los daños producidos por la acción humana.

La invasión del conejo conlleva riesgos para el medioambiente, la salud de la población, la operación aerocomercial y las construcciones edilicias.

En relación a los daños ambientales, los conejos comen la cubierta vegetal, rascan el suelo en búsqueda de raíces y cavan para construir sus madrigueras. Esto destruye la vegetación y tiene una doble consecuencia. Por un lado, elimina el hábitat de especies nativas, produciendo daños irreparables a la biodiversidad. Por el otro, deja expuesto el suelo a la erosión del viento y las lluvias que tanta intensidad tienen en estas latitudes, atentando contra la fertilidad y productividad de este recurso natural tan preciado.

Con respecto a la salud humana, el contexto actual de la pandemia nos alerta, una vez más, sobre los peligros que conlleva el contacto con animales silvestres que pueden portar patologías (hongos, parásitos, virus y bacterias) que podrían ser transmitidos a las personas y también afectar a otras especies animales, incluyendo mascotas. Este es el caso de los conejos que circulan libremente junto a seres humanos, mascotas y otros animales silvestres.

Con respecto a la seguridad aerocomercial, tanto el conejo -presente en el Aeropuerto Internacional de Ushuaia Islas Malvinas-, como sus predadores y carroñeros -aves, zorros y perros, por ejemplo- representan un riesgo para las aeronaves que allí operan, ya que pueden ser ingestados por las turbinas.

Finalmente, las madrigueras que conforman sistemas de túneles subterráneos quitan el sostén a cualquier estructura que se apoye sobre este terreno. Esto produce hundimientos y derrumbes que implican peligros no sólo económicos sino también para la seguridad de las personas que transitan y habitan esas zonas. También trae problemas en cementerios ya que al cavar pueden ingresar en las tumbas. En este caso, tanto el edificio principal del CADIC -dedicado a investigaciones- como las viviendas que alojan a su personal están sufriendo las consecuencias.

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