El Gobierno nacional decidió no avanzar con la fusión entre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), tras el fuerte rechazo del sector agropecuario. El INTA mantendrá su autonomía, aunque será sometido a un proceso de reestructuración interna que incluirá una revisión de su plan estratégico y posibles reasignaciones de funciones técnicas.
La medida fue comunicada en una reunión encabezada por la Secretaría de Agricultura con funcionarios nacionales, autoridades del INTA y representantes de la Mesa de Enlace. Allí, el Ejecutivo confirmó que el plan vigente desde 2015 será actualizado y que se evaluará la transferencia de competencias agropecuarias hoy en manos del INTI hacia el INTA, sin modificar su carácter institucional.
El proyecto de fusión había generado tensiones dentro del propio Gobierno. Mientras la Secretaría de Desregulación, conducida por Federico Sturzenegger, impulsaba la unificación de ambos organismos, el equipo económico liderado por Luis Caputo optó por preservar la estructura técnica del INTA y avanzar con reformas internas.
Para las entidades rurales, la decisión representa un triunfo institucional. Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), la Sociedad Rural Argentina (SRA), Coninagro y la Federación Agraria habían manifestado su preocupación ante una posible fusión que, según señalaron, podía debilitar la presencia territorial del INTA y afectar la asistencia técnica a los productores.
Carlos Castagnani, presidente de CRA, destacó que el INTA sigue siendo la única fuente de apoyo técnico en vastas regiones donde el acceso a tecnología privada es limitado. Por su parte, Andrea Sarnari, de Federación Agraria, afirmó que el organismo necesita ajustes, pero no perder su esencia como institución científica y pública.
El Gobierno reconoció que el ajuste fiscal de los últimos años redujo la capacidad operativa del INTA, afectando su funcionamiento diario. Las reformas buscarán corregir esos desequilibrios mediante una reorganización interna y reasignación de recursos, sin aumentar el presupuesto.
Durante la reunión participaron también Nicolás Pino (SRA) y Lucas Magnano (Coninagro), junto a funcionarios como Pablo Lavigne, Sergio Iraeta y Martín Fernández. Aunque no se detalló cuándo se oficializarán los cambios, el Ejecutivo se comprometió a mantener el diálogo con las entidades y avanzar en una agenda conjunta de modernización.
Con la autonomía del INTA asegurada, el próximo desafío será implementar reformas que fortalezcan su rol estratégico en el sistema agropecuario argentino, sin comprometer su misión técnica, territorial y científica.
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