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Preto padre e hijo, a 54 años del Operativo Cóndor

Luciano y Dani (entonces con 3 años) viajaban en el avión que fue secuestrado por un grupo de jóvenes y desviado a las Islas Malvinas. La tapa de la revista Gente los retrató en su atribulado regreso.

Eran tiempos de prometedora relación comercial entre Tierra del Fuego y las Islas Malvinas. El inmigrante italiano radicado en Ushuaia Luciano Preto regresaba en avión desde Buenos Aires adonde había viajado por negocios junto al menor de sus cuatro hijos, Daniel Alejandro, a punto de cumplir los cuatro años de edad.

El estanciero italiano de 45 años miraba impaciente el reloj: estimaba que faltaba una hora para llegar a Ushuaia. Pero aquel 28 de setiembre de 1966, el destino les tenía deparada una sorpresa que cambiaría para siempre el destino de la familia Preto.

Se desencadenaba ese día el evento que la historia registraría como “Operativo Cóndor”. Un grupo de jóvenes militantes políticos secuestró el avión cuando volaba sobre la provincia de Santa Cruz y lo desvió a Malvinas, para izar allí la bandera argentina, como reivindicación de la soberanía de nuestro país en el territorio usurpado por la corona inglesa.

El grupo de insurrectos fue apresado pero todos, incluidos los pasajeros del avión, debieron esperar una semana en las islas a que el buque ”Buen Suceso” los trasladara hasta la capital del territorio.

En ese lapso, la prensa de Buenos Aires hacía su trabajo. Un -por entonces- joven Samuel “Chiche” Gelblung retrataba para la portada de la revista Gente a Luciano y Dani Preto y transcribía su relato del conflictuado viaje.

Al llegar a Ushuaia, el niño traía en su manos un regalo que le habían hecho en las Islas para mitigar su impaciencia: un auto a pedales, azul, metálico que los agentes aduaneros le quisieron confiscar, por ser “importación no permitida”. “¿De qué importación hablan, si  venimos de las Malvinas y las Malvinas son territorio argentino?”, cuestionó, con irrefutable lógica don Luciano.

Dani y el autito a pedales que vino de Malvinas (Gent. flia Preto)

 

Pero esa semana en Malvinas a don Preto le atrajo algo que le sedujo mucho más que los avatares políticos. Detectó que el intercambio de ganado, carne, alimentos y cueros entre las Islas y Ushuaia era un terreno fértil a explotar y comenzó allí un largo período de fructífero comercio que solo pudo interrumpir la guerra de 1982. Por años, las calles de Ushuaia vieron desfilar miles de ovejas que la familia Preto traía en barco desde las Islas Malvinas para su estancia.

Por su parte, el pequeño Dani se quedó con el auto a pedales y -según su hermano Constante Moreno- fue el inicio de una pasión que abrazó todo el resto de su vida y que lo convirtió en uno de los pilotos de carrera más reconocidos de la Tierra del Fuego. Pero esa es otra (larga) historia.

Los pasajes de embarque y el banderín del «Buen Suceso» firmado por los pasajeros. El recuerdo en el hogar de los Preto, 54 años después. (Gent. Flia Preto)
El Operativo Cóndor en Malvinas (*)

El 28 de septiembre de 1966, 18 militantes nacionalistas aterrizaron en las islas Malvinas e izaron siete banderas argentinas en un acto simbólico de reafirmación de la soberanía nacional frente al colonialismo británico.

El comando encabezado por el legendario militante peronista Dardo Cabo tomó el control del vuelo 648 de Aerolíneas Argentinas y le ordenó al comandante Ernesto Fernández García dirigirse hacia las islas Malvinas. Entre los pasajeros se encontraban el gobernador de facto de Tierra del Fuego, almirante José María Guzmán, y el periodista Héctor Ricardo García, propietario del diario Crónica y Radio Colonia, invitado por los jefes de la operación para cubrir el hecho. A las 8:42 de la mañana el Douglas DC-4 LV-AGG aterrizó en la pista donde se realizaban las carreras de caballos en la zona de Puerto Stanley (Puerto Argentino).

Una vez fuera del avión los jóvenes militantes, que respondían al Movimiento Nueva Argentina, enarbolaron siete banderas argentinas al grito de ¡las Malvinas son argentinas! ¡Viva la Patria!

Los militantes rebautizaron a la localidad de Puerto Stanley como Antonio Rivero en honor al gaucho que en 1833 resistió la invasión inglesa al archipiélago y entonaron el himno nacional. Un grupo de kelpers que habían llegado a ver qué sucedía fue tomado como rehén y enseguida fueron rodeados por la guarnición británica en las islas con apoyo de los kelpers. El comando emitió un comunicado: “Operación Cóndor cumplida. Pasajeros, tripulantes y equipo sin novedad. Posición Puerto Rivero (islas Malvinas), autoridades inglesas nos consideran detenidos. Jefe de Policía e Infantería tomados como rehenes por nosotros hasta tanto gobernador inglés anule detención y reconozca que estamos en territorio argentino”.

El comando Cóndor como se autodenominó, negoció su entrega con el padre Rodolfo Roel quien les concedió asilo en la iglesia local y se les permitió entregar sus armas al comandante de la aeronave secuestrada y llevar sus banderas consigo.

El 1 de octubre, los 18 miembros del comando fueron llevados por una lancha carbonera británica hasta el barco argentino ARA Bahía Buen Suceso. Dardo Cabo entregó las banderas argentinas al almirante José María Guzmán, quien fue uno de los rehenes del avión: “Señor gobernador de nuestras islas Malvinas, le entregó como máxima autoridad aquí de nuestra patria, estas siete banderas. Una de ellas flameó durante 36 horas en estas Islas y bajo su amparo se cantó por primera vez el Himno nacional”.

Una vez de regreso en Argentina los miembros del comando fueron condenados a pasar entre nueve meses y tres años en prisión en el caso de Dardo Cabo y Alejandro Giovenco que oficiaba como el segundo al mando.

El desembarco del comando del MNA en Malvinas se dio el mismo día en que se encontraba de visita en el país el príncipe Felipe de Edimburgo, recibido con honores por la recientemente instalada dictadura de la Revolución Argentina encabezada por el general Juan Carlos Onganía. Ese mismo día, el canciller de la dictadura, Nicanor Costa Méndez (que más tarde sería canciller del genocida Leopoldo Fortunato Galtieri y uno de los responsables de la capitulación en la Guerra de Malvinas) debía presentar el reclamo argentino por Malvinas ante la ONU. Frente a los hechos se vio obligado a condenar la acción del grupo de militantes nacionalistas.

El comando de declarada orientación peronista y nacionalista, estuvo integrado además de los mencionados Cabo y Giovenco por María Cristina Verrier, periodista y compañera de Cabo; Andrés Castillo; Ricardo Ahe, empleado; Norberto Karasiewicz, metalúrgico; Aldo Omar Ramírez, estudiante; Juan Carlos Bovo, metalúrgico; Pedro Tursi, empleado; Ramón Sánchez, obrero; Juan Carlos Rodríguez, empleado; Luis Caprara, estudiante; Edelmiro Jesús Ramón Navarro, empleado; Fernando José Aguirre, empleado; Fernando Lizardo, empleado; Pedro Bernardini, metalúrgico; Edgardo Salcedo, estudiante; y Víctor Chazarreta, metalúrgico.

El Movimiento Nueva Argentina que integraban y era dirigido por Dardo Cabo era una ruptura peronista del ultraderechista Movimiento Nacionalista Tacuara, que tenía estrechas relaciones a través del padre del dirigente del MNA, Armando Cabo, con la Unión Obrera Metalúrgica, dirigida por el Lobo Augusto Timoteo Vandor quien se sospechó le dio el apoyo logístico y económico a los cóndores. Recordemos que pocos años después, el líder de la UOM será ejecutado por un comando donde uno de sus integrantes será Dardo Cabo.

Sin embargo, en aquel entonces, el MNA, Vandor y gran parte del peronismo sostenían expectativas en el gobierno de Onganía que expresaba una alianza entre nacionalistas ultramontanos y liberales. Dentro de esa concepción la toma de Malvinas no tenía porque ser hostil con el gobierno dictatorial de la Revolución Argentina.

Pero también hay que entender la acción de los cóndores, la aventura de lanzarse a reconquistar simbólicamente las Islas, como parte de un espíritu de época donde se percibía el ascenso de la lucha de clases y antiimperialistas. En este sentido es interesante señalar el devenir político de los protagonistas de aquella historia, que viraran de derecha a izquierda bajo el impacto de la revolución cubana, la guerra de Vietnam y las luchas de la clase obrera. El MNA se disolverá y una gran parte de sus militantes, con Dardo Cabo a la cabeza, integrarán la tendencia revolucionaria del peronismo y en el caso de Cabo como parte de la conducción de Montoneros. En sentido contrario Alejandro Giovenco, va a ser uno de los pistoleros de la tristemente célebre Concentración Nacional Universitaria, que integraba las bandas de asesinos de la Triple A. Mientras este último va a fallecer por la explosión de una bomba en el año ’75 en el centro porteño, Cabo será parte de los 30 mil compañeros desaparecidos y asesinados por la dictadura genocida en 1977.

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(*) Fuente: Facundo Aguirre, para Efemérides Culturales (se respetó el texto original, incluidos los nombres propios)

 

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