Seis finales, cuatro títulos (2004, 2006, 2007 y 2010) y una nueva oportunidad para Roger Federer de ganar un Grand Slam luego de vencer en una semi con todos los condimentos a su compatriota Stan Wawrinka, actual N°4 del mundo. Señores, Su Majestad está de regreso….
«Me costó muchísimo encontrar mi ritmo, estaba tenso, era muy difícil, quizá el estaba jugando sin nada que perder», mencionó Federer tras el encuentro para explicar su desconexión en el 3° y 4° parcial.
Los suizos devolvieron a los presentes en el Rod Laver Arena el valor de la entrada. Acción, talento, reacción, emoción, suspenso y categoría por parte de dos de los grandes campeones de la actualidad fueron algunos de los componentes de la primera semifinal en Melbourne Park.
Federer dominó el comienzo del partido con la conquista de las dos primeras mangas por 7-5 y 6-2. Incluso parecía que el partido duraría menos que lo esperado porque Wawrinka se mostraba emocionalmente tocado con la derrota en esos parciales pero el N°4 resurgió con valentía y pasó a dominar la escena, tanto que terminó por nivelar el marcador con el 6-1 y 6-4 del tercer y cuarto set.
Fue entonces el ex N°1 quien se mostró en problemas e incluso estuvo casi siete minutos sin salir a la pista tras perdir atención médica por un problema en una ingle. Había suspenso en la sala. A su regreso, Federer ya no era tan consistente como en el comienzo e incluso dio muestras de cansancio ante un rival que sabe y mucho de manejar la energía y no da por perdida ninguna bola.
Pero claro, Roger es para muchos el más grande de la historia moderna del tenis y vino a demostrarlo. Quería estar en la final. Volver, en realidad, a la definición de Australia a la que no asistía desde 2010, cuando venció a Andy Murray. Luego dijo presente en seis semifinales, todas perdidas: 2011 ante Novak Djokovic, 2012 ante Rafael Nadal, 2013 ante Murray, 2014 ante Nadal y 2016 nuevamente con Djokovic.
«Tuve que tomar el control en algún momento y lo hice bien, estoy feliz,
me siento bien, nunca pensé que iba a llegar tan lejos en Australia y aquí estoy, soy feliz», reconoció Roger con la alegría delatada en su cuerpo, en su cara, en su sonrisa.
Este año es para Federer la prueba de vigencia. Pasó los últimos seis meses fuera de la pista por una lesión. Llegó a Melbourne con la fuerza de su historia pero con las dudas de su presente. Ganó seis partidos y está en la final. Su rival saldrá del duelo que mañana dirimirán Rafael Nadal con Grigor Dimitrov.
Todos sueñan, claro, con que el domingo sean Federer y Nadal los contrincantes. Para la mayoría es la final soñada. «Rafa es mi gran reto, hemos tenido batallas épicas y sería algo fantástico volver a enfrentarnos. Si es en una final aquí será increíble», dijo el propio ex N°1, quien también sueña con ese partido.
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