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OPINION: El retrato para la cómoda

La gravedad de la situación en la provincia requiere participación y acción de los funcionarios. Pero algunos políticos sólo informan sus actividades sociales.

La gravedad de la situación en la provincia requiere participación y acción de los funcionarios de todos los ámbitos. Pero, en plena campaña, de lo único que informan algunos de nuestros políticos es de sus actividades sociales

“El legislador fulano acompañó el festejo de la escuela tal”… “el concejal mengano estuvo en la entrega de premios de la asociación tal y cual”.

Con similar estilo y coincidente falta de vergüenza, esta parece ser la tónica del ochenta o noventa por cuento de las gacetillas de prensa que llegan (y en su mayoría se publican) de muchos funcionarios fueguinos que, en los últimos tiempos, no parecen tener más información para dar que de sus placenteros recorridos por la vida social de los fueguinos.

La cuestión de la Salud, el angustiante enfrentamiento (violencia de por medio) por el nivel salarial de los docentes, la crisis terminal del IPAUSS, la dramática caída de la actividad industrial, la infinidad de asuntos frenados en la Legislatura provincial, son sólo algunos de los temas que la ciudadanía toda espera sean motivo de interés (y acción) de parte de nuestros gobernantes, legisladores, concejales, administradores en general, que la ciudadanía (o el dedo del mandamás) han puesto en el lugar privilegiado en el que están.

En plena campaña ya, se esperaba que los citados actores de la política tengan mucho para comentar, proponer, prometer o hacer. No es así. La realidad los sigue mostrando en ese estilo tan peculiar y cobarde que se han impuesto de evitar toda requisitoria que los pueda hacer hablar de los problemas de la gente y expresarse únicamente a través de gacetillas de prensa que siempre, invariablemente, apuntarán a traer “buenas noticias” que apuntalen la imagen del patroncito.

Para peor, y a falta de trabajo que comentar, tales gacetillas en abrumadora mayoría vienen  informando casi exclusivamente a través de las actividades sociales de los protagonistas, esas que a nadie de la comunidad les importan pero que parecen ser un buen abono para sembrar simpatía y cosechar votos de gente crédula y fácil de convencer sólo con carisma.

Visitas fugaces a escuelas, donación de un mouse para la computadora de un taller, participación en primera fila en actos cuyo significado no terminan de entender, brazos largos y sonrisa ancha para entregar premios que ellos no pagan a personas que no conocen y cuya trayectoria nunca les interesó ni les interesará. Todo ello retratado debidamente y agregado a gacetillas que pretenden cubrir el vacío de información por falta de acción y compromiso.

Imágenes útiles para poner en la cómoda del dormitorio, anécdotas que bien pueden nutrir el álbum familiar, pero que a la comunidad ni le sirven ni les interesan.

Hay algunos funcionarios y políticos que, como pueden, intentan aportar algo de sí a la comunidad. Pero la tónica general parece ir en sentido opuesto.

Hay dos o tres legisladores nacionales y al menos tres legisladores y otros tantos concejales de cuya actuación poco o nada se sabe, de quienes se duda que alguna vez hayan realmente ocupado su despacho al menos por algunas horas. Pero que en los actos ajenos y los festejos colectivos aparecen con un oportunismo envidiable. Los actos por el 2 de Abril los verán unánimemente puestos en fila tratando de salir en la foto. Usando en provecho propio el acongojado homenaje a nuestros héroes. Eso no falla.

La gente, sencillamente los preferiría trabajando. Mal, pero trabajando.

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