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El viejo anhelo de estar dentro de la Argentina

El cruce marítimo por aguas argentinas fue tantas veces propuesto como denostado, defendido como descalificado. Alguien debería hacerse cargo en Tierra del Fuego de lo cerca que estamos de ver cumplido un viejo y ambicioso sueño.

“Estuvimos más de una hora en Monte Aymond, a pesar de que había poca gente, tuvimos una espera de cincuenta minutos en la balsa, hemos pasado por todas las (peripecias) normales”.

Entre divertido y preocupado, el subadministrador General de Vialidad Nacional, ingeniero Julio Ortiz andino, contaba por los micrófonos de La 97 su periplo a través de los cuatro puestos fronterizos, desde Monte Aymond, en Santa Cruz, hasta San Sebastián en Tierra del Fuego.

El funcionario nacional se trasladó por tierra junto a funcionarios chilenos, sometidos, por una vez, al padecimiento que habitualmente sufren los fueguinos cuando deben trasladarse hacia el norte de su país.

Después de haber vivido en carne propia las dificultades de un transitar impropio de los tiempos que se viven, se mostró aún más decidido a defender como posible un proyecto que durante décadas se vio como algo semejante a una utopía.

El proyecto de integración terrestre-marítima, denominado usualmente “conexión Argentina-Argentina” es un viejo anhelo de los fueguinos, usado como plataforma política por innumerables candidatos de la provincia, aunque casi todos ellos lo olvidaron prontamente, ganaran o no el cargo para el que se postulaban.

Hoy, en tiempos en que el gobierno nacional asienta en el extremo austral del país más obras de las que se vieron en todo el siglo XX, la conexión tierra-agua con Santa Cruz parece estar más cerca que nunca y así lo hizo saber el funcionario de Vialidad.


“El Jefe de Gabinete (Alberto Fernández) está muy interesado en la conexión Argentina-Argentina”, se animó Ortiz Andino. “Hoy en Santa Cruz se está trabajando en el proyecto de llegar (con el pavimento y obras conexas) por la ruta 40 hasta Punta Dungeness, que sería el punto de unión y nosotros estamos llamando a licitación el proyecto en Tierra del Fuego de la continuidad de la ruta 3 hasta Hito 1, unos ochenta kilómetros que se deberían pavimentar”.

El tramo fueguino se encuentra en etapa de estudio de factibilidad, aunque la Universidad de la Patagonia Austral lleva varios años analizándolo. Luego de terminado el pre-proyecto, que lleva además el requerimiento de un completo estudio de impacto ambiental, estaría todo dispuesto para dar vía libre a una compleja obra que, además, cuenta con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo que, según se dice, aportaría no menos de 250 millones de dólares para el emprendimiento.

La puesta en condiciones del tramo fueguino, advirtió Ortiz Andino, “Va a ir atado al proyecto de pavimentar en Santa Cruz y salir adelante con la unión marítima”. Esta última es la más compleja, la más cara y la que requiere un amplio y concienzudo estudio, considerando que se requiere de naves adecuadas para la zona y las condiciones geoclimáticas, además de la construcción de sendas terminales portuarias en ambos extremos del empalme marino.

Respecto de las barcazas que harían el traslado, precisó el funcionario que “Se habla de un tipo de barcaza que se utiliza en el norte de Europa y que demoraría una hora y media en completar el trayecto”.

Respecto de los puntos extremos, los técnicos parecen coincidir en que la traza debería ir desde una zona de playa ubicada entre Punta Dungeness y Cabo Vírgenes (en el extremo austral de Santa Cruz) hasta Cabo Espíritu Santo, (en el vértice boreal de la Isla). Con estos posibles emplazamientos se está en un rango de travesía de entre 21 y 24 millas náuticas (39 a 44 Km), trayecto que insumiría entre una y media y dos horas y media de navegación, según la nave utilizada. Ese tiempo, describió el propio Ortiz Andino “se aprovecharía en gran parte, porque los trámites aduaneros (que hoy se realizan en los puesto fronterizos) se harían a bordo de la barcaza”.

Tiempos para desafíos===========

 

“Creo que no hay que bajar los brazos, -alentó a los fueguinos el ingeniero llegado de Buenos Aires- no es un proyecto utópico, a mediano plazo se puede cumplimentar”.

 

 

Aunque advirtió que “Esa zona marítima suele tener dificultades, así que la conexión terrestre por Chile no hay que descartarla en absoluto”, propició la doble alternativa: “Hay que trabajar en los dos frentes”, animó. Su entusiasmo, sin embargo, contrasta crudamente con el total desinterés mostrado por las autoridades (y la gran mayoría de los sectores potencialmente interesados) en la provincia de Tierra del Fuego. No hubo ni hay funcionarios provinciales realmente interesados en motivar la puesta en marcha del ambicioso sueño fueguino, aunque la demagogia de muchos lo convirtió en tema obligado de muchas campañas proselitistas.

Hubo, entre otras, una excepción: En sus tiempos de legislador nacional, el senador (mc) Daniel Martínez puso sobre algunos escritorios del gobierno nacional una pesada carpeta con estudios y argumentaciones que defendían la viabilidad del proyecto. Cumplida su gestión, siguió abogando con el tema, y hasta se pueden leer aún en Internet detalles del tema, a través de un blog que abrió para convencer a los incrédulos.

Allí puede leerse que “La actual tecnología esta a la altura de los requerimientos que plantearía el proyecto, máxime que se podría complementar este proyecto con la utilización de las terminales para otros fines como ser los proyectos off shore ya en ejecución como futuros proyectos, del mismo modo se podrían amortizar los costos brindando servicios tanto a la flota pesquera en el área como así también para la asistencia y servicios a buques en navegación por el estrecho o que van en camino a Cabo de Hornos. En todos estos casos la posición de las futuras terminales es realmente estratégica comercialmente y serían de utilidad para el desarrollo de dichas áreas”.

“Como última consideración, dichas instalaciones serían excelentes bases de operaciones para las patrullas para unidades de superficie tanto para la Armada como para la Prefectura Naval”.

Como se ve, las posibilidades van mucho más allá de un simple embarcadero para el cruce del Estrecho (como lo hace actualmente una empresa chilena que lucra con la necesidad de los fueguinos) y la conexión, en toda su extensión, podría ser un fuerte polo de crecimiento para la región.

Según palabras del ingeniero Ortiz Andino (dichas a radio Fueguina de Río Grande) “El proyecto se está licitando, así que para principios del 2009 tendría que estar completado y aprobado, así que debería ingresarse en el presupuesto de 2009 y quizás en 2012 se podría estar terminando”.

El sueño tiene fecha, la utopía tiene defensores, el gobierno nacional parece dispuesto a llegar a Tierra del Fuego con su ímpetu desarrollista del extremo austral. Sería conveniente que las autoridades provinciales se hagan cargo de la trascendencia del asunto y hagan lo suyo para que esta vez sea mucho más que una intención o una propuesta ilusoria.

Oscar D’Agostino

(Citas e imagen: blog www.integraciónaustral.blogspot.com)