El cartel, que llama a racionar, en realidad llama la atención. «Solo seis leches por grupo familiar», señala, y recuerda a otras épocas de desabastecimiento.
En cada uno de los supermercados de la ciudad de Río Grande la situación se repite. Solo quedan las marcas de «primera calidad» que, como es de esperarse, son también más caras y superan los $60 por litro. Las otras desaparecen ni bien son colocadas en la góndola por los repositores.
Es que las leyendas que buscan limitar las compras parece, tienen el efecto contrario y genera pánico entre los vecinos, que se llevan los cartones de leche para asegurar el abastecimiento familiar.
El motivo de la racionalización es, como a nivel país, las condiciones climáticas que afectan a las zonas productoras de lácteos en la Argentina y que no permiten el «abastecimiento normal de leche larga vida».
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