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Barbarie y papelón: tras el ataque al micro de Boca se suspendió la final de la Libertadores

Así lo anunció el presidente de Conmebol, Alejandro Domínguez, quien explicó que «ambos clubes pidieron no jugar en lo que fue un pacto de caballeros».

Otra locura del fútbol argentino. Otra locura superclásica. Como en aquel 2015 en la Bombonera, esta vez el escenario fue a unas cuadras del Monumental, donde el micro que trasladaba al plantel de Boca fue agredido a pedradas y para colmo sufrió el gas pimienta de la policía para disuadir a los hinchas.

Todo esto dejó el saldo de varios futbolistas heridos y una reunión de urgencia entre los presidente de los clubes, Rodolfo D´Onofrio por parte de River y Daniel Angelici en representación de Boca, junto a su par en Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez, para resolver si se juega el partido del que todo el mundo estaba pendiente. La Conmebol decidió postergar otra vez el inicio, ahora hasta las 19.15, aunque los dirigentes de Boca no estarían dispuestos a jugar.
Un papelón que se televisó a millones de personas y que, afortunadamente, no fue aún más grave debido a la ausencia del público visitante, algo con lo que insistió mucho el presidente, Mauricio Macri, y que el mundo del fútbol, con lógica, desechó. Y a tan solo cuatro días del inicio de la Cumbre del G-20 donde los principales líderes políticos se aglutinarán en nuestro país con las posibles amenazas de protestas.

Desde la agresión al plantel «xeneize» se vivió una tarde de locura total en Núñez. Con idas y vueltas, decisiones y contradecisiones. Todo muy bochornoso, como nos tiene acostumbrados la dirigencia del fútbol argentino y la Conmebol. Con el plantel visitante ya instalado en el vestuario, y muchos de sus futbolistas en un estado de ahogo producto del gas que inhalaron y otros con algunos cortes en sus cuerpos gracias a los vidrios estallados, los médicos de la Conmebol ingresaron para constatar las lesiones.

Todo indicaba que eso sería suficiente para suspender el partido, pero en el mundo Conmebol, todo está patas para arriba y ni siquiera la ida de Pablo Pérez y Gonzalo Lamardo al Sanatorio Otamendi para ser revisados de sendas lesiones en sus ojos, fue motivo de una postergación. Los médicos que los atendieron elevaron una carta al ente sudamericano advirtiendo que no pudieron «constatar lesiones» en esos jugadores y por eso fueron enviados a una clínica especializada.

En el interín, y tras una reunión entre los presidentes de River y Boca, D´Onofrio y Angelici, respectivamente, y sus pares de Conmebol, Domínguez, y FIFA, Gianni Infantino, increíblemente se decidió (por pedido del ítalo-suizo) que el partido se juegue de todas maneras. Entonces Conmebol confirmó que la superfinal se jugaba, pero una hora y veinte más tarde, es decir, 18.20. Todo parecía inverosímil, pero

Entonces, la Conmebol oficializó la postergación por dos horas de la revancha de la final de la Copa Libertadores entre River y Boca. «Debido a los hechos sucedidos con el bus del Club Boca Juniors, el partido ha sido postergado hasta las 18:00 horas», anunció Conmebol a través de una publicación en su cuenta oficial de Twitter, aunque luego anunció la reprogramación para las 19.15.

El micro de Boca Juniors recibió piedrazos y proyectiles que le lanzaron algunos hinchas de River Plate en el arribo al estadio Monumental, mientras algunos jugadores se vieron afectados por los gases que arrojó la policía para dispersar a los agresores.

El micro llegó por avenida del Libertador y allí se encontró con el público local, que arrojó diferentes elementos contundentes contra los vidrios y los rompieron, a la vez que las fuerzas de seguridad reprimieron a los simpatizantes con gases, que afectó a los futbolistas visitantes.

Carlos Tevez, Cristian Espinoza y Mauro Zárate se vieron entre los más afectados, con dificultades para respirar y picazón en la garganta, al tiempo que Nahitan Nández se mostró enojado por los problemas en el arribo.

«Son unos hijos de puta (sic)», gritó el uruguayo Nández, quien acompañó a un afectado Tevez, que apenas podía respirar junto con otros asistentes. «Tiraron gas pimienta», esgrimió el delantero Darío Benedetto con la cara roja y una clara muestra de enojo, en el instante que se metió en el vestuario.

Entre tanto, el entrenador Guillermo Barros Schelotto ingresó con tos y no consiguió declarar ante las consultas de los medios presentes. Por su parte, uno de los vicepresidentes de Boca, Horacio Paolini, acusó a la policía de «liberar la zona» y apuntó contra el «fracaso» del operativo en la zona cercana al estadio.

Por los distintos incidentes, 29 personas fueron detenidas por los incidentes ocurridos en las afueras del Monumental antes del partido.

Según confirmaron fuentes judiciales a Noticias Argentinas, las detenciones son por los delitos de «atentado y resistencia a la autoridad», y por el momento se está estableciendo adonde serán trasladados las personas detenidas.

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