El grito de Serena Williams resonó con fuerza en
Fue una excelente final, un duelo de estilos entre dos magníficas jugadoras. La potencia y el juego más físico de la actual número uno del mundo prevaleció ante la riqueza técnica de una de sus predecesoras.
Lógicamente, el favoritismo del público estuvo del lado de la belga. Es que son pocas las veces que una tenista puede pasar de estar retirada a llegar a una final de Grand Slam, desplegando el juego que ha mostrado Henin a lo largo de estas dos semanas. Incluso hoy, en la derrota, deleitó con su revés y sus voleas en la red. Pero Serena fue contundente.
«Agradezco a Dios por permitirme haber jugado hoy y por volver a ganar este trofeo», afirmó Serena, con la copa en una mano y un koala de peluche en la otra. La menor de las Williams ya había ganado junto con su hermana Venus, el viernes, el título de dobles, también por segundo año consecutivo.
La máxima favorita evitó que Henin cerrara una obra perfecta. La belga, quien disputaba en Melbourne Park apenas su segundo torneo luego de una pausa de año y medio en su carrera, finalmente no pudo repetir el cetro conseguido en Down Under en 2004, ni sumar su octavo trofeo de Grand Slam.
Henin se quedó a las puertas, además, de emular a su compatriota Kim Clijsters, quien ganó el US Open 2009 unas pocas semanas después de regresar a la competencia, tras un retiro de dos años.
«Por supuesto me siento un poco decepcionada, tuve unas pocas oportunidades que no fui capaz de tomar. En las últimas semanas hice más de lo que podía imaginar. Estuve casi perfecta, sólo no pude dar el último paso», señaló la belga de 27 años, quien regresó al circuito en Brisbane, hace unas semanas.