En un aporte significativo a la biodiversidad mundial, una investigación científica confirmó el descubrimiento de dos especies de hongos que no existen fuera de los bosques andino-patagónicos de la Argentina.
El hallazgo, publicado en la revista internacional Mycological Progress, es resultado del trabajo de la ingeniera en alimentos y becaria del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y del Gobierno de Chubut, ingeniera en Alimentos Yamila Arias, en el marco de su tesis doctoral.
La investigación, de autoría compartida con la bióloga Gabriela González, se desarrolló a través de muestreos exhaustivos en bosques de lenga, ñire y coihue localizados en las provincias de Chubut, Río Negro, Neuquén y Tierra del Fuego.
El estudio formó parte de un proyecto más amplio dirigido por un equipo de micólogos especializados en organismos eucariotas del sur del continente.
Durante el año 2022, los científicos observaron diferencias morfológicas y ecológicas sutiles en especímenes que hasta entonces se clasificaban dentro de una misma especie.
Ante estas discrepancias, se procedió a una revisión integral del género Cyttaria, realizando minuciosos análisis de laboratorio sobre los ejemplares recolectados.
Dichos estudios permitieron establecer de manera concluyente la existencia de dos nuevos hongos, denominados formalmente Cyttaria gamundiae y Cyttaria pumilionis.
Ambos son parásitos exclusivos de ramas de lenga, hábitat que comparten con especies ya conocidas, pero de las que ahora se distinguen por características consistentes y únicas.
Este descubrimiento posiciona a las nuevas especies dentro de la categoría de organismos endémicos, es decir, que no poseen registros de presencia en ningún otro lugar del planeta.
Además, el trabajo de Arias rescata el conocimiento ecológico tradicional de los pueblos originarios de la Patagonia, quienes históricamente distinguían diferentes tipos de Cyttaria según el árbol huésped, demostrando una aguda observación de su entorno natural.
La investigación no solo amplía considerablemente el conocimiento sobre la diversidad del género en la región, sino que también pone en evidencia la existencia de «especies pseudocrípticas»: organismos morfológicamente similares pero genéticamente distintos.
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