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Minibosque urbano

La UTN de Río Grande materializa un corazón verde nativo

La Facultad Regional Tierra del Fuego concretó un proyecto de forestación ejemplar con 40 ñires rescatados, que hoy prosperan en el casco urbano gracias a una técnica especializada y un riguroso sistema de mantenimiento.

Lo que hoy se erige como un “Minibosque urbano” en la entrada del edificio General San Martín de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) en Río Grande, es el resultado de una planificación estratégica de varios años impulsada por las autoridades de la Facultad Regional Tierra del Fuego.

La iniciativa, gestada desde la Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria, transformó un espacio urbano en un pequeño ecosistema representativo de la identidad natural del norte de la isla, demostrando que la integración del bosque originario en la ciudad es posible con una visión a largo plazo y precisión técnica.

El proyecto requirió la participación de múltiples actores y un conocimiento especializado. La base técnica fue aportada por el técnico forestal Javier Ojeda, de la Dirección General de Desarrollo Forestal provincial, quien aplicó saberes específicos en trasplante, mitigación del estrés de los ejemplares y acondicionamiento del suelo.

Tras reuniones con referentes como el Lic. Fabio Seleme, secretario de Extensión de la Facultad, y el Ing. Pablo Gea del INTI, se seleccionó al ñire (Nothofagus antarctica) por su extraordinaria resiliencia. Esta especie nativa, propia de la transición entre la estepa y el bosque, posee una plasticidad biológica que le permite sobrevivir en condiciones extremas de viento, sequía o anegamiento.

La UTN de Río Grande materializa un corazón verde nativo

Los cuarenta ejemplares fueron rescatados de zonas aledañas a la Ruta 3, donde su desarrollo estaba comprometido, y pasaron por un proceso crítico de acondicionamiento en el vivero del INTA.

La clave del éxito, que se traduce en una mortandad nula y un crecimiento anual de hasta 40 centímetros, radicó en la mitigación del estrés hídrico post-trasplante.

Un sistema de riego por goteo individual para cada árbol garantiza la disponibilidad de agua, contrarrestando el efecto desecante del viento fueguino.

Más allá de su valor ornamental, el minibosque constituye una lección de botánica aplicada. Según Javier Ojeda, replicar esta experiencia demanda respeto por los ciclos naturales, evitando extracciones en temporadas de riesgo para las raíces.

El proyecto se consolida así como un testimonio vivo de que, con compromiso genuino y técnica adecuada, la flora nativa puede prosperar con vigor en el entorno urbano, ofreciendo además una cualidad sensorial única con el aroma característico que desprenden sus hojas tras la lluvia.

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