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Lapadula fundamentó su voto

Una acuicultura regulada «como oportunidad para Tierra del Fuego»

El legislador provincial defendió la modificación de la ley 1355 como una herramienta para el desarrollo económico, con estrictas salvaguardas ambientales y la exclusión total del canal Beagle de cualquier actividad.

El legislador Matías Lapadula, del bloque Provincia Grande, explicó los motivos de su voto afirmativo para modificar la ley que prohibía la acuicultura en Tierra del Fuego. «Tierra del Fuego necesita diversificarse, sobre todo la zona norte de la provincia que está muy castigada y que va a seguir siendo castigada en la actividad industrial y el empleo», argumentó en ((La 97)) Radio Fueguina, destacando que su posición siempre fue que «esa ley debía ser modificada».

Para el legislador, «no se puede ser intransigente» y la responsabilidad es «trabajar para generar oportunidades en la provincia, oportunidades de inversión, oportunidades de generar empleo».

Lapadula subrayó que un objetivo central compartido fue la protección ambiental, con una restricción clave. «El objetivo principal que creo que hemos tenido todos y todos compartimos es la protección del ambiente. En particular, la protección y prohibición de todas estas actividades en el canal Beagle», afirmó, calificando esto como «un logro».

Aclaró que la actividad en espejos de agua como lagos está vedada, y que lo permitido es «poder hacer uso consultivo de aguas, de ríos y lagos (…) para producción acuícola fuera, en tierra», con sistemas de recirculación (RAS). «Eso va a estar permitido, poder utilizar agua de nuestros ríos y nuestros lagos para hacer esa producción en tierra», precisó.

Respecto a los controles, fue enfático en señalar que cada proyecto requerirá un estudio de impacto ambiental detallado y una evaluación estricta por la autoridad de aplicación. «Una vez que se evalúe eso, y que esté autorizado, después, como toda actividad, debe ser controlada por el Estado, y en este caso particular, entendiendo que hay riesgo de que no se hagan las cosas como corresponde, tener un control permanente», manifestó.

Sobre las supuestas presiones recibidas, Lapadula desmintió haber tenido lobbies a favor recientemente. «La verdad que no he recibido ningún tipo de presión, ni llamado, ni nada, en el sentido de aprobar este proyecto que finalmente yo acompañé. Por el contrario, sí puedo asegurar que tengo más de cien mensajes, contactos, llamados en redes y presiones, todo lo contrario, para votar en contra», reveló.

Defendió la actividad como una oportunidad necesaria. «La actividad de acuicultura es una de las actividades que más crece en el mundo anualmente. Es una actividad necesaria para la producción de alimentos, para el desarrollo económico y la generación de riqueza», sostuvo, contrastándola con la pesca extractiva.

Para promover un acceso amplio, destacó incorporaciones al texto legal. «Una de las incorporaciones que yo solicité y que quedó en la ley fue la de poner cupos para productores locales, productores artesanales», explicó. También se incluyó, a su pedido, un concepto de soberanía alimentaria. «Se incorporó que quede un porcentaje de la producción para ser de consumo local, que es importante también. No son cosas menores», añadió.

Sobre el tenso escenario político de la votación, Matías Lapadula reconoció que hubiera preferido un consenso más amplio. «Me hubiese gustado, y lo dije siempre, que esto salga por un consenso más amplio. Lamentablemente no se dio, se dio de esta manera», expresó.

Sin embargo, consideró que el voto fue transversal y meditado. «No fue un tema de bloques políticos o de partidos, sino que ha sido meditado por cada uno de los legisladores y creo que cada uno votó y acompañó o no la ley de acuerdo a sus convicciones», concluyó, reafirmando su convicción de que se trata de «un avance hacia la autorización de una actividad que creo que tenemos que desarrollar en Tierra del Fuego».

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