El presidente de la Cámara de Comercio de Río Grande, José Luis “Gigi” Iglesias, volvió a encender las alarmas sobre la crítica situación que atraviesa el sector y cuestionó con dureza la inacción política ante los reclamos que se acumulan desde hace meses.
Iglesias sostuvo que los comercios trabajan con ventas 30% por debajo del promedio histórico, con empresas que ya no pueden afrontar deudas ni sostener su vínculo con el sistema financiero. “Estamos en un cuello de botella. Con tres o cuatro meses así, quedás afuera del banco”, advirtió.
Uno de los principales reclamos es la moratoria impositiva solicitada a la AREF para permitir a los comerciantes regularizar su situación y recuperar capacidad crediticia. Según el presidente de la Cámara de Comercio de la ciudad, el pedido quedó “cajoneado” en la Legislatura. En este sentido, resaltó que “pasaron cuatro meses y no hubo tratamiento. No sabemos si es incapacidad, desidia o simple inoperancia”.
El dirigente afirmó que esta demora pone en riesgo el pago de aguinaldos y la continuidad de numerosos emprendimientos. “Los funcionarios dicen que están trabajando, pero no vemos nada. Parece que esperaran que el verano resuelva todo mágicamente”, expresó.
En un tono particularmente crítico, aseguró que “los funcionarios públicos no funcionan” y que cada trámite se dilata en excusas técnicas. “Hablan de números y presupuestos, pero si el comerciante no tiene plata, no va a pagar. Así estamos desde mayo”, sostuvo.
Asimismo, también pidió avanzar en la discusión sobre el proyecto de salmonicultura en Las Violetas, al considerar que puede generar empleo inmediato. “Si un solo vecino consigue trabajo, ya es mucho. El que dice que no mueve la aguja es porque no necesita trabajar”, apuntó, cuestionando además que el debate se haya desviado hacia temas ajenos al proyecto.
El titular de la Cámara sumó críticas a decisiones del Gobierno provincial, como asumir únicamente el costo adicional del GLP para Ushuaia, lo que calificó como una muestra más de la “discriminación presupuestaria” hacia el norte de la isla. “Río Grande sigue siendo tratada como una ciudad de segunda”, sostuvo.
Finalmente, aseguró que su tono refleja el agotamiento social, al expresar que “hay gente que no sabe cómo pagar la obra social o cómo sostener los estudios de sus hijos. Y desde el poder responden con consignas vacías. Miramos hacia adelante y no vemos horizonte”.
Pidió, una vez más, que la dirigencia política abandone el discurso y tome decisiones concretas. “Hace cinco años leemos los mismos problemas. Es hora de actuar”, sentenció.
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