La realidad turística de Tierra del Fuego se compone de matices: por un lado, un movimiento sostenido en el sector de cruceros que, según Dante Querciali, se ha mantenido alto, y por otro, una fase de mayor conectividad aérea que aporta previsibilidad.
“Nosotros hemos tenido los últimos años un gran movimiento turístico, el turismo de cruceros ha seguido aumentando y este año inclusive vamos a tener un par de recaladas adicionales -sostuvo el funcionario. En la cantidad de vuelos, de conectividad, estamos a números similares al año pasado, así que eso nos da la previsibilidad de que tenemos una estabilidad, pero con una pequeña retracción también en el mercado, y por sobre todas las cosas con una baja en el consumo de quienes nos visitan”.
Enfatizó que el turismo se mantiene dinámico aunque con un gasto menor en los visitantes. La expansión de la oferta aérea convierte a la demanda en un fenómeno más complejo, explica Querciali.
“Como somos un destino distante, el impacto del aéreo es mucho más fuerte. Los aéreos han aumentado considerablemente y eso ha generado una retracción, pero quien, además de a pesar de eso elige venir al destino, obviamente restringe su capacidad económica y la demanda de consumo en el destino”, describe, destacando cómo la conectividad condiciona la capacidad de gasto de los visitantes.
El efecto se observa también en el comercio y en la experiencia del turista. “Eso lo estamos viendo en el comercio, que no está impactando fuerte en el comercio. Hay una retracción importante del consumo comercial y a nivel turístico quién por ahí venía y hacía o contrataba tres o cuatro excursiones, ahora contrata una o dos excursiones, no demanda tanta actividad”, detalla, ilustrando una caída en la demanda de servicios turísticos.
Sin embargo, la buena noticia llega desde la conectividad aérea. “El incremento significativo lo tenemos en los aéreos, no tanto en las tarifas, por eso es una buena noticia que tras varios meses de gestión con las low cost que tenemos en el país se haya conseguido aumentar la frecuencia y hacer que de esta manera el destino sea más accesible, teniendo más actividad a tarifas más accesibles”, afirma.
En cuanto a la duración de las estancias, el dirigente señala un comportamiento consistente con la lejanía del destino. “Normalmente el promedio de estadías se mantiene en los niveles históricos porque justamente, como somos un destino muy distante y el impacto más fuerte es el aéreo, la gente trata de sacarle el mayor provecho a ese viaje”, indica.
Añade que la estadía varía por temporada: “la estadía en verano es menor que en invierno, la estadía promedio en el invierno está entre 5 y 7 días; la gente viene a hacer una semana de esquí aprovechando la demanda de invierno. En cambio, en verano, la estadía promedio suele ser de tres días, porque muchos combinan con otros destinos de la Patagonia y con circuitos distintos como Puerto Madryn para la visita de ballenas y Ushuaia por el fin del mundo, seguido por Calafate para el Perito Moreno”.
El ejecutivo enfatiza que estas combinaciones de destinos permiten optimizar las estancias. “Entonces como son tres destinos se hacen una combinación en la que está dentro de días en cada destino”, concluye, describiendo la estrategia regional para atraer visitas extendidas pese a las distancias.
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