El economista Juan Pablo Deluca, especialista en desarrollo fueguino, advirtió que la aplicación total del Decreto 333, el cual elimina los aranceles a la importación de teléfonos celulares a partir de enero marcará “un antes y un después” para la industria radicada en Tierra del Fuego. Según explicó, la medida “implica abrir completamente el mercado a productos que hoy se fabrican en la isla”, lo que ya llevó a varias empresas a reducir líneas de producción y personal.
Deluca subrayó que no se trata de una decisión aislada de las compañías, sino de una estrategia acordada con el Gobierno nacional. “Se busca mantener un esquema de ensamblaje mínimo, reforzando la narrativa de que la industria fueguina no agrega valor”, señaló.
El economista también puso el foco en el Fondo de Ampliación de la Matriz Productiva (FAMP), un instrumento creado para reinvertir parte de la facturación de las empresas en proyectos locales. A pesar de que las firmas están obligadas a destinar el 3,15% de sus ingresos, denunció que “los proyectos no se ejecutan” . Asimismo, agregó que ya se acumulan más de 300 millones de dólares sin destino definido. “Cada día que pasa sin usar esos fondos es un paso más hacia la pérdida de la promoción industrial”, sostuvo.
La preocupación alcanza también al sector textil, históricamente vinculado al desarrollo de la provincia. El economista indicó que “mientras las textiles del continente celebran el retroceso fueguino, nosotros estamos perdiendo fábricas que fueron pioneras en la isla”, lamentó Deluca. En este sentido, recordó que los intentos de desarticular el régimen industrial “trascienden los gobiernos y responden a intereses económicos persistentes”.
El especialista advirtió además que los principales grupos empresariales instalados en Tierra del Fuego evalúan reorientarse hacia la importación. “Crecieron gracias a la promoción fueguina, pero hoy priorizan la lógica nacional y podrían abandonar la producción local si les resulta más rentable”.
Deluca insistió en la necesidad de activar el FAMP para financiar nuevos proyectos y diversificar la economía fueguina, ya que «estos fondos deben destinarse a generar empleo, innovación y soberanía productiva. Tierra del Fuego tiene un valor estratégico que excede lo económico”, afirmó.
El economista advirtió que sin inversión y sin políticas de desarrollo, el régimen industrial podría quedar en jaque. “La provincia resistió muchos embates», recordó. Sin embargo, «esta vez el golpe es más profundo. Si no hay decisiones firmes, corremos el riesgo de perder décadas de trabajo e identidad productiva”, concluyó.
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