La tesis del economista es incómoda y directa: “la mejor manera de ganar es arruinarle el gobierno al otro”, una práctica que termina “arruinando el país”. No se trata de una fuerza en particular: la oposición de turno—sea cual fuere—entra en ese juego y la sociedad paga el costo.
La política del daño: una práctica transversal y costosa
Emmanuel Álvarez Agis enumera casos recientes donde dirigentes opositores “tirotearon” la salida del gobierno de turno y describe esa conducta como “absolutamente irresponsable”. Lo central no es el pase de factura entre partidos sino el efecto real: “para abajo del gobierno está la gente”; cuando se busca que al Gobierno le vaya mal, a la sociedad también.
Cómo esa lógica empuja malos incentivos económicos
- Atajos preelectorales. La “tentación” de abaratar el dólar para llegar a la elección aparece una y otra vez y “nos viene arruinando el país hace muchos años”. Es el síntoma económico de la misma lógica política: ganar hoy, cueste lo que cueste mañana.
- Prometer normalidad sin confianza. Desarmar regulaciones de golpe (“cortar cables”) o salir del cepo sin respaldo termina en fugas (menciona USD 8.500 millones por el “rulo”) y erosiona confianza, que luego cuesta años reconstruir.
- La bañera de los dólares. Con un agujero de salida mayor que la canilla de entrada, no alcanza con anuncios ni “baldes” de financiamiento. El cepo achica el agujero, pero no garantiza ganar elecciones ni atraer inversiones si se lo usa como llave mágica.
Cortoplacismo vs. planes que duren: cambiar los incentivos
Para Álvarez Agis, no hay “final feliz” en dos años: un programa serio exige que el Presidente asuma perder la elección de medio término mientras muestra un sendero creíble de desinflación y crecimiento. El esquema de incentivos es “horrible” si se premia el milagro exprés y el atajo. Paciencia social y honestidad sobre los tiempos son parte del contrato.
Qué pide del liderazgo (y de nosotros)
- Un presidente que “trabaje la paciencia”: invitar a un proyecto de país factible sin vender “segundo semestre” ni milagros.
- Reglas estables antes que volantazos: ir “cortando un cable a la vez” y evitar deshacer mañana lo que se anunció hoy.
- Memoria y aprendizaje: tras crisis financieras, la confianza tarda “dos generaciones”; prometer magia sólo rompe más esa reconstrucción.
Hacia un “pacto de no sabotaje” y paciencia económica
El mensaje de fondo es desactivar la trampa: si ganar supone “cagarle el gobierno al otro”, pierde el país. Para salir del círculo, Álvarez Agis sugiere cambiar los incentivos: menos ansiedad electoral, menos atajos cambiarios, más consistencia y tiempo para que un plan muestre resultados sin vender humo. En la política y en la economía, la responsabilidad es colectiva: no hay magia, hay reglas y confianza que se construyen con años
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