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Chicos Que Crecen

Vida y vocación de Cora Leguina, Licenciada en Política y Administración de la Cultura

La historia de Cora Leguina, licenciada en Política y Administración de la Cultura, llega a ((La 97)) Radio Fueguina en el segmento “Chicos que crecen”, del programa radial “Un Gran Día”, donde comparte cómo la educación y la pasión por la cultura moldearon su trayectoria.

Su historia revela una mezcla de raíces fueguinas, desafíos formativos y una pasión establecida por la cultura como motor de transformación social.

Cora Leguina, Licenciada en Política y Administración de la Cultura, relató su trayectoria profesional y personal en el segmento “Chicos que crecen” del programa Un Gran Día, emitido por La 97 Radio Fueguina.

Leguina se describe como fueguina por adopción. “Soy fueguina por adopción. La realidad es que llegué a Río Grande en el año 82, luego de finalizada la guerra. Yo nací en provincia de Buenos Aires, pero desde muy bebé me fui, nos fuimos a vivir a Río Gallego y mi papá, como trabajaba en YPF, nos vinimos acá a Río Grande. Desde que tengo 3 años, así que soy fueguina.”

Este relato inicial establece un vínculo profundo con la región y subraya la complejidad de identidades que atraviesan a quienes eligen quedarse y construir su vida allí.
La entrevistada recuerda su trayectoria educativa en clave local y personal. “Soy egresada de la calesita encantada de la que estaba en Alberdi, la que todos recuerdan, en el lugar donde estaba la calesita; egresada de la escuela 8 en primaria y egresada del ex comercio, del colegio Soberanía Nacional.”

Este tramo de su vida marca un giro decisivo: “Este es el lugar que elijo, este es mi lugar en el mundo, así que me siento fueguina.” El programa de estudios elegido, sin embargo, llegó después de una década de vida activa como madre.

“A mí me tocó estudiar de grande porque de joven fui mamá. Entonces tuve un poco los roles invertidos; me tocó primero criar hijos y cuando fueron grandes y yo consideré que estaba en una etapa de mi vida con mayor tranquilidad que ya mi actividad laboral y que mi actividad de mamá había llegado a una etapa donde yo estaba más tranquila, comencé con los estudios.”

Su decisión de inscribirse en la licenciatura en historia se acompaña de una curiosidad. “Fui bastante decidida a estudiar la licenciatura en historia y cuando me dan la cartilla de las opciones que había veo esta carrera de licenciatura en políticas y administración de la cultura; me llamó muchísimo la atención porque aparte yo siempre estuve vinculada con la cultura, porque bailé toda la vida, soy profesora de folklore, tengo una escuela de folklore que en pocas semanas más cumple 26 años de trayectoria.”

Leguina narra con claridad el reto de adaptar su vida a la modalidad virtual. “Estaba muy vinculada a la cultura y fue como una decisión de último momento estudiar algo relacionado a lo que estoy haciendo.”

Aceptó las exigencias de la tecnología y la educación a distancia en un momento previo a la pandemia. “Tuve que amigarme con la tecnología, algo de lo cual yo no estaba habituada, pensé en la virtualidad antes de la pandemia, cuando nadie estaba con esta espontaneidad en la virtualidad.”

Combinar estudios con una intensa actividad laboral y familiar no fue sencillo, “porque yo trabajaba en escuelas y, además, con la escuela de folklore terminábamos muy tarde, cerca de las 10 de la noche.”

La experiencia universitaria no estuvo exenta de altibajos. “Fue muy sacrificado; la carrera lleva 4 años y la llevas al día, sacando ocho materias por año. Intenté llevarla bastante al día hasta que, en un momento de la vida, colapsé, estuve muy estresada y tuve que licenciar un cuatrimestre.”

Las limitaciones económicas también marcaron su recorrido: “aunque era una Universidad Nacional pública, como era virtual tenía un arancel, y a veces la economía no me daba y tenía que recursar ese cuatrimestre.” Aun con tropiezos, su constancia la llevó a “finalizar el quinto año y un poquito más, casi el sexto año, ya pude concluir la carrera.”

Hoy, Leguina integra su formación académica con una trayectoria profesional centrada en la cultura y las políticas culturales. Su testimonio invita a pensar la educación superior como un proceso largo y personal, que se construye con constancia, esfuerzo y una visión integradora entre la vida personal, el trabajo y el compromiso social.

En este recorrido, la experiencia práctica y la pasión por la cultura se convierten en motores para generar cambios positivos en la comunidad, demostrando que la educación no es un punto final, sino un camino continuo de aprendizaje y acción.

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