Septiembre se presenta como un mes clave para reforzar la concientización sobre la prevención del cáncer infantojuvenil en Río Grande, con un enfoque especial en la detección precoz y la importancia de la vigilancia médica regular.
La iniciativa, impulsada por la OMS, enfatiza que el cáncer en población pediátrica es, en muchos casos, prevenible y curable cuando se detecta a tiempo.
Este marco propone reforzar los controles de salud y promover la consulta temprana con el pediatra o el médico clínico que acompaña a niños y adolescentes en su proceso de atención.
En palabras de la Dra. Belén Gamboa, “la prevención se apoya en controles periódicos de salud al menos una vez al año y en consultar al pediatra que acompaña al niño o adolescente para lograr un diagnóstico temprano”.
La Dra. Belén Gamboa, pediatra y jefa del área de adolescencia del Hospital Regional de Río Grande, ofreció estas declaraciones en ((La 97)) Radio Fueguina, en el programa “Radio Noticias”. Habló sobre la relevancia de mantener un monitoreo constante durante la infancia y la adolescencia.
Subrayó la necesidad de que las familias no desatiendan estas revisiones, ya que en los controles el equipo médico puede detectar determinantes que, en ocasiones, pueden pasar desapercibidos. “Es fundamental hacer los controles de salud de forma periódica; al menos una vez al año para los niños, y más de cerca para los más pequeños”, afirmó.
La médica también destacó la importancia de prestar atención a signos y síntomas que podrían indicar un problema de salud. Explicó que cambios en el estado de peso, fatiga marcada o decaimiento inexplicables deben ser evaluados con seriedad, ya que a veces se atribuyen a la carga escolar o a la actividad física.
“Cualquier síntoma que indique un posible problema oncológico requiere que escuchemos la palabra del niño y del adolescente”, sostuvo.
Asimismo, mencionó la aparición de hematomas inusuales o moretones en áreas no típicas y advirtió que no todos los hematomas significan patología oncológica, pero sí deben explorarse por un profesional. “Los hematomas que aparecen en zonas atípicas deben llamar la atención y orientar a consultar”, remarcó.
Otro indicador a considerar es la presencia de ganglios linfáticos que se vuelven perceptibles o aumentan de tamaño sin una explicación clara. Aunque pueden aumentar por infecciones comunes, la Dra. Gamboa indicó que la persistencia de estos ganglios debe evaluarse para descartar una patología oncológica.
“La vigilancia de ganglios debe ser una alerta y no otra cosa; hay que descartar lo oncológico con prudencia clínica”, puntualizó.
La especialista insistió en que no todo lo que se detecta en el cuerpo infantil implica cáncer, pero sí es fundamental que los pediatras y clínicos adopten una actitud vigilante.
Este enfoque de prevención requiere la colaboración entre profesionales de la salud, las familias y la comunidad para asegurar que los niños accedan a las revisiones necesarias y reciban atención temprana cuando corresponde.
“La clave es la alerta temprana y la acción rápida ante señales que ameriten un estudio más detallado”, afirmó la Dra. Gamboa.
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