Transcurren hoy exactos 17 años de aquel aciago domingo en el que Río Grande (y luego toda la Argentina y parte de Chile) se conmovieron por la misteriosa desaparición de una niña de apenas 3 años.
Sofía Yasmín Herrera se aprestaba a comenzar un día de camping con sus padres y unos amigos cuando sobrevino lo inexplicable, la desgracia que nadie vio venir.
Segundos de descuido bastaron para que Sofi saliera de la vista de sus mayores, y nunca más se supiera de ella. Su madre, María Elena Delgado y su padre, Fabián Herrera, dedicaron su vida a la búsqueda de su hija, hasta hoy infructuosa.
“El 28 de septiembre se cumplen 17 años de la desaparición de mi pequeña Sofi”, repasa con dolor María Elena, en una carta que hizo llegar a radiofueguina.com. “Tenía 3 años y 8 meses, una nena cuidada, mimada, una princesita amada”.
“Y ese 28 de septiembre, a las 11 de la mañana –lamenta en el alma- llegó el horror que cambió la vida de Sofi para siempre. Un golpe tan duro que nos dejó sin reacción”.
Recuerda aquel primer año de investigación y remarca los errores cometidos en el camino por las autoridades: “Nosotros implorando a la justicia que la encuentre, mientras se perdió tiempo valioso investigando a los padres, sin encontrar jamás nada, porque no había nada que encontrar. Éramos una familia normal, Fabian trabajando en fábrica, yo esperando a mi otra hija, Giuliana, hoy adolescente”.
“El tiempo siguió pasando, Sofi no aparece, no hay rastro. Todo lo investigado, los datos que llegaron, no dieron resultado positivo”.
En un renglón de la esquela (una de las miles que María Elena escribió en estos 6.209 días de suplicio) realiza un conteo que refleja dramáticamente el dolor, la angustia de la espera: “Así pasaron los años: 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16 17… tanto investigado, tanta gente apoyando, tantos datos bienintencionados pero inútiles, nada alcanzó hasta ahora para encontrar a Sofi”.
Este domingo 28 de setiembre, la familia Herrera Delgado volverá a la calle para expresar su decisión de no olvidar y no cesar la búsqueda. En su escrito, María Elena desliza un agradecimiento que es, a la vez, reproche a quienes les quepa el sayo: “A lo largo de estos 17 años, la busqueda de Sofi se ha convertido en un eco que resuena mas fuerte en Buenos Aires que en la provincia donde ella nació”, compara con pesar.
A pesar de todo, nada puede con la voluntad de hierro de una madre: “Seguimos fuertes acá, después de tantos años, aunque desgastados, con el pecho vacio, con la incertidumbre que es nuestra compañera indeseada día a día” .
“No puedo evitar sentir en todo el cuerpo el peso de cada dia vivido sin su presencia. Y Sofi sigue sin aparecer”.
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