En el marco del Día de la Industria, Javier Álvarez, vicedecano de la Universidad Tecnológica Nacional de Río Grande y experimentado profesional del sector electrónico fueguino, compartió una reflexión crítica y esperanzadora.
Con una trayectoria que incluye haber sido jefe de control de calidad, Álvarez desmitificó la percepción de que la industria local se limita a ensamblar componentes. «Uno veía que no es lo que te cuentan en los medios nacionales, donde te dicen que somos armadoras. Si nosotros somos armadoras, las fábricas automóviles también son armadoras», argumentó.
Agregó que «hemos visto cómo se genera una plaqueta, cómo se reparan las deficiencias, cómo tienen que ir pasando por distintos puestos para poder solucionar las falencias que tiene determinado dispositivo, esto no es una armadora».
Álvarez, quien también se desempeña como docente, destacó la simbiosis entre la academia y el sector productivo. «A uno cuando le toca la dualidad de, por un lado, estar trabajando en una empresa y al mismo tiempo intentar formar a los chicos que después van a trabajar en las mismas empresas, es todo un desafío», confesó.
Relató la evolución de la oferta académica de la UTN, desde carreras técnicas hasta ingenierías, creadas para «ir nutriendo a las distintas empresas» según sus necesidades, a pesar de los desafíos presupuestarios. «Una universidad nunca puede estar a la misma altura que una empresa porque ya saben, todos los días estamos discutiendo por el mismo tema que el presupuesto», explicó.
Mencionó que recibe halagos constantes de los empleadores. «Que venga un empresario y te diga mirá, la calidad de tu ingeniero está bárbaro, ya lo han nombrado gerente, ahora va a pasar a Buenos Aires y bueno, nos llena de orgullo». Con evidente satisfacción, citó el caso de un profesional que trabajó en cuatro países y le aseguró que «tus ingenieros no tienen nada que envidiar de los cuatro países».
También se refirió a proyectos de alumnos que abordan problemáticas locales, como el tratamiento de residuos de frigoríficos o de la empresa Tecnomyl, como ejemplos de que la universidad cumple con su objetivo de «dar el apoyo a la industria».
Finalmente, Javier Álvarez alertó sobre la dependencia de la comunidad de este ecosistema: «Si de repente se van todas las fábricas yo no dudo que se va a ir un montón de gente, probablemente mucha, mucha gente se vaya. Y mucha gente que hoy tiene planes de futuro en la isla probablemente los tenga que cambiar».
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