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Río Grande

Quinta clausura de un bar por funcionar como “after” y resistir controles

El subsecretario de Servicios y Seguridad Ciudadana del Municipio detalló reiterados incumplimientos del establecimiento, incluido operar fuera del horario y agresiones a inspectores. Exigen documentación completa para la habilitación definitiva.

La polémica en torno al Bar del Fin del Mundo alcanzó un nuevo capítulo el pasado sábado, cuando inspectores municipales, con apoyo policial, clausuraron el local ubicado en la calle San Martín, por funcionar como “after”, fuera del horario permitido. 

Según explicó en ((La 97)) Radio Fueguina Javier Calisaya, subsecretario de Servicios y Seguridad Ciudadana del Municipio de Río Grande, esta fue la quinta clausura en lo que va del año, pero la primera que derivó en la detención de un responsable por resistencia a la autoridad y en daños a vehículos de funcionarios. 

Calisaya fue contundente al describir detalladamente los hechos: «Los inspectores llegaron pasadas las 7:30 de la mañana y encontraron música, personas adentro, y una negativa a permitir el ingreso. Tuvieron que solicitar asistencia policial, y aún así hubo resistencia agresiva. El informe de la Comisaría Primera confirma que había al menos 30 personas, que luego escaparon por el fondo del predio». Además, destacó que los dueños rompieron la faja de clausura en tres oportunidades ese mismo día, lo que obligó a nuevas intervenciones.

El horario establecido por el Código de Espectáculos Públicos indica claramente que el ingreso de público está permitido hasta las 6 AM, con una tolerancia de una hora para el desalojo total. Sin embargo, el bar operaba como after, una modalidad no autorizada. «Las dos últimas clausuras fueron por lo mismo. Incluso los empleados municipales denunciaron que los responsables los siguieron a sus casas y rayaron sus autos», agregó el funcionario. 

El conflicto no es nuevo. Calisaya recordó que el local comenzó a funcionar en 2023 con habilitaciones provisorias, condicionadas a que regularizaran su situación. «Se les dio flexibilidad, pero hay límites. No presentaron los planos actualizados, no tienen libre deuda, y acumulan multas. Ahora deberán tramitar la habilitación definitiva; no habrá más prórrogas», afirmó.

Entre los requisitos pendientes, mencionó la falta de contratos de locación, la resolución de denuncias por ruidos molestos -que llevó a los dueños a ampliar el espacio adquiriendo el local contiguo- y el pago de las sanciones por las clausuras anteriores. «Si quieren reabrir, deberán cumplir con todo. No podemos avalar que sigan evadiendo las normas», sostuvo.  

La firmeza del municipio parece responder a un patrón de conducta que Calisaya calificó de «insostenible». Los videos de la policía que respaldan el operativo y las denuncias de los inspectores por intimidación marcan un precedente. «Esto no es solo por horarios, es por el respeto a las instituciones. Si permitimos que se desafíe a la autoridad, el mensaje sería peligroso», concluyó.

Mientras el Bar del Fin del Mundo permanece cerrado, la pregunta es si sus responsables optarán por regularizarse o si, como advirtió el subsecretario, la próxima medida podría ser la clausura definitiva. Por ahora, el mensaje de la municipalidad es claro: en Río Grande, las reglas no son negociables.

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