La conversación pública sobre adicciones suele confundir desintoxicación con tratamiento. La primera es una fase acotada, enfocada en manejar la abstinencia; el segundo comprende un proceso más largo que apunta a modificar hábitos, redes y proyecto de vida. Esta distinción —que aparece con claridad en los programas de un centro de tratamiento de adicciones— ordena expectativas y reduce frustraciones familiares al iniciar un abordaje.
En Río Grande, organizaciones locales reportan más pedidos de atención y necesidad de equipos formados para sostener la demanda, como viene mostrando la cobertura sobre cómo aumentó la demanda de tratamientos por consumo problemático. En paralelo, el Municipio anuncia instancias de formación permanente del equipo de Salud Mental, un eje clave para sostener la primera respuesta.
¿Qué es desintoxicación y qué no?
La desintoxicación suele requerir supervisión clínica breve para transitar el síndrome de abstinencia con seguridad. No “cura” la adicción: prepara el terreno para trabajar deshabituación, rehabilitación y reinserción. Esta secuencia por etapas está recogida en los estándares internacionales y en guías regionales de uso de sustancias que promueven continuidad de cuidados y abordajes basados en evidencia.
Por qué importa separar conceptos
- Evita que las familias esperen “altas rápidas” sin continuidad terapéutica.
- Permite dimensionar que el éxito depende de seguir el plan tras la abstinencia inicial.
- Ayuda a elegir el dispositivo adecuado (ambulatorio o residencial) según gravedad, comorbilidades y red de apoyo, en línea con estándares OMS/UNODC.
Las cuatro fases del abordaje
1) Desintoxicación
Objetivo: seguridad clínica y reducción de riesgos en el retiro de sustancias. Requiere evaluación médica, psicofarmacología cuando corresponde y contención.
2) Deshabituación
Se trabajan disparadores, regulación emocional y habilidades de afrontamiento. La familia aprende pautas para sostener límites y evitar refuerzos involuntarios.
3) Rehabilitación
Consolida rutinas saludables, prevención de recaídas y reconstrucción de roles. La evidencia sugiere integrar terapia individual y grupal, y actividades psicoeducativas.
4) Reinserción
Foco en estudio, trabajo y proyectos. El seguimiento posalta y los grupos de apoyo son claves para mantener cambios.
Ambulatorio, residencial y continuidad de cuidados
No todas las personas necesitan internación. La indicación depende de riesgos médicos, soporte familiar y antecedentes de recaídas. Cuando se requiere un entorno residencial, un lugar como clinica de desintoxicacion sevilla ejemplifica criterios y prestaciones de internación breve integrada al resto del plan terapéutico; el valor está en que el alta conecte con tratamiento ambulatorio y red comunitaria, no en el aislamiento en sí.
Señales clínicas de alerta en casa
Organismos sanitarios recomiendan buscar ayuda si aparecen, de forma persistente, estas combinaciones: tolerancia (necesitar más para lograr el mismo efecto), abstinencia (síntomas físicos/psicológicos al cortar), pérdida de control (consumo más frecuente/intenso de lo previsto), interferencia con estudio/trabajo y conflictos familiares o legales. Si coexisten depresión, ansiedad o conductas de riesgo, se prioriza la consulta. La OPS/OMS dispone de materiales útiles para comprender y detectar estas situaciones en el entorno.
Datos para dimensionar el problema
En Argentina, la Encuesta Nacional sobre Consumos y Prácticas de Cuidado (ENCoPraC 2022) ofrece una radiografía de prevalencia y contextos de consumo. Puede consultarse el documento técnico conjunto INDEC–SEDRONAR en este PDF oficial: ENCoPraC 2022. Como complemento, el Observatorio Argentino de Drogas publica estudios y datos abiertos con series y dispositivos.
La mirada local y la prevención
Para Tierra del Fuego, el fortalecimiento del primer nivel y la articulación intersectorial (salud, educación, justicia, desarrollo social) son condiciones para sostener el abordaje. En nuestros contenidos editoriales previos, como la columna “adicciones y consumos problemáticos: cómo prevenirlos y combatirlos”, se destacan las estrategias comunitarias y familiares que ayudan a reducir riesgos mientras avanza el tratamiento formal.
Qué esperar (y qué no) del proceso terapéutico
- Tiempos: la estabilización es gradual; las recaídas pueden ser parte del proceso y se abordan con planes de seguridad.
- Rol familiar: establecer límites claros, evitar “tapar” consecuencias y participar en espacios psicoeducativos mejora resultados.
- Comorbilidades: depresión, ansiedad o trastornos del sueño requieren evaluación y tratamiento específicos en paralelo.
- Calidad: los estándares internacionales subrayan programas basados en evidencia, con derechos y continuidad de cuidados.
Claves para diferenciar desintoxicación y tratamiento (síntesis)
Desintoxicación = seguridad y manejo de abstinencia (corto plazo). Tratamiento integral = proceso por fases (deshabituación, rehabilitación, reinserción) con continuidad, participación familiar y lineamientos OMS/UNODC. La efectividad depende menos del “dónde” y más de lo que se hace antes, durante y después de la abstinencia.
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