La arena política fueguina se convulsiona tras la definición de candidaturas para las elecciones nacionales de octubre, proceso que dejó fuera a figuras relevantes y desató un inusual torrente de acusaciones públicas.
Lejos de la discreción habitual en estos casos, dos dirigentes optaron por canalizar su descontento a través de comunicados y redes sociales, exponiendo a la vista de todos las grietas internas de sus espacios.
La senadora nacional kirchnerista María Eugenia Duré y la referente de Somos Fueguinos, Liliana “Chispita” Fadul, aunque con estilos diametralmente diversos, expliciataron su malestar, una por haber sido excluida de las listas de su frente, Fuerza Patria, y otra por no encontrar conveniencia en presentar candidatos de su partido, Somos Fueguinos.

Las catárticas declaraciones de una y otra, cargadas de reproches, no solo ponen en evidencia pugnas de poder, sino que también contrastan con el prudente silencio de otros que no subirán al ring electoral en octubre, por diversos motivos.
Machirulo, traidor y cagón
En un descargo visceral y sin medias tintas difundido en sus redes sociales, la senadora Duré arremetió contra el presidente del Partido Justicialista fueguino, Walter Vuoto, a quien acusó de machismo, traición y cobardía. “Calladitas no nos vemos más lindas’, eso lo dicen los que le tienen miedo a las palabras de las mujeres sin miedo. Nunca más las mujeres nos quedaremos calladas ante quien pretenda humillarnos y entregarnos”, afirmó la parlamentaria, quien consideró que la actitud de Vuoto “es típica de un machirulo, traidor y cagón”. Too much.
Aunque los que estuvieron en el fragor de la discusión aseguran que la líder espiritual del kirchnerismo llamó por teléfono pero no abogó por ella, Duré ratificó su incondicional lealtad a Cristina Fernández de Kirchner y aseguró que continuará militando desde lo colectivo, sentenciando que “todo tiene un límite” y que los cargos son “circunstanciales”.

Maldita grieta
Por el contrario, el tono elegido por Liliana Fadul a través de un frío comunicado de prensa oficial de Somos Fueguinos, emitido pasada la hora de cierre, fue notoriamente más técnico y menos personal.
Aunque todos los analistas creían que esta elección de medio término podía ser su plataforma de lanzamiento hacia 2027, Fadul parece tener otro plan: poner toda la energía en una todavía muy incierta elección de Convencionales Constituyentes. Fundamentó su decisión de no presentar candidatos en la necesidad de priorizar “las acciones políticas necesarias en defensa de la Constitución Provincial”, argumentando que perciben el escenario electoral nacional como uno de “fuerte polarización y profunda grieta”.
Esta justificación resulta controvertida y poco creíble, si se considera que el panorama político actual en Tierra del Fuego se caracteriza precisamente por su fragmentación y por albergar al menos cuatro opciones competitivas, lejos de la lógica binaria que predomina en otros distritos. La agrupación provinciana aseguró que pondrá sus esfuerzos en evitar que la carta magna sea desvirtuada y que, de ser necesario, darán batalla en una eventual convención constituyente, proyectándose como “la mejor alternativa para el 2027”.
El silencio de los excluidos
Mientras la efervescencia de las acusaciones públicas copa la atención, la reacción –o la no reacción– de otros actores marginados ofrece un contrapunto elocuente. Es el caso del legislador provincial Raúl Von der Thusen, quien primero fue excluido de las negociaciones que su socia, la propia Fadul, condujo ningunéandolo y luego vio cómo ella tampoco logró integrar la boleta.
«Vonder» se mantuvo en un blindado silencio que ilustra las distintas formas de procesar los avatares políticos y las internas. Divorciado sin papeles, conservando para mejor ocasión su (nada escaso) caudal de votos propios, estará pensando que, como siempre, «el buey solo bien se lame».
Tampoco salió a manifestar sus emociones otra excluida: la actual legisladora y socia eterna del oficialismo de turno, Laura Colazo, a quien -a horas del cierre- algunos en las redes daban como segunda candidata a senadora por Fuerza Patria. Finalmente, la hija del ex gobernador no apareció en el reparto y en el bunker ni siquiera se sintieron obligados a dar explicaciones. «Lo de Colazo fue un operativo de prensa del colacismo, como hacen siempre, que se hagan cargo», se desligaron en el entorno de Vuoto.
Este mosaico de reacciones, que va desde la catarsis emocional hasta la justificación institucional y el mutis total, no solo desnuda los conflictos no resueltos dentro de los partidos sino que también invita a la reflexión sobre las reglas no escritas de la lealtad y la disciplina política.
La práctica de vomitar las verdades al desvincularse, aunque comprensible desde lo humano, cuestiona la cultura del acuerdo interno y exhibe las costuras de una clase política forzada a redefinirse ante un electorado cada vez más diverso e impredecible.
Lejos quedó aquello de que «el que pierde acompaña». Últimamente, el que pierde vomita por la herida.
Comentarios