La protectora Como Perros y Gatos confirmó a ((La 97)) Radio Fueguina la existencia de un criadero ilegal de perros husky siberianos en la Margen Sur de Río Grande, donde los animales permanecían encerrados en jaulas, expuestos a la intemperie y sin posibilidad de realizar sus necesidades básicas. Mónica Gamboa, referente de la organización, detalló que la denuncia se formalizó tras recibir pruebas contundentes: «Nos avisaban que habían perros enjaulados y tapados. Después nos mandaron el video, donde verificamos que era cierto».
Según Gamboa, la situación era conocida desde antes, pero no se actuó por falta de pruebas. «Los vecinos nos habían alertado, pero sin evidencias no podíamos avanzar legalmente», explicó. Una vez obtenidos los registros, las activistas constataron el hacinamiento: «Los tenían en jaulas de uno por uno, divididos en dos. En una jaula había dos siberianos, mañana, tarde y noche. No los sacaban ni para hacer sus necesidades».
La denuncia tomó mayor relevancia cuando se difundió en vivo la situación, lo que aceleró la intervención de Zoonosis. Sin embargo, Gamboa advirtió que la propietaria podría recuperar a los animales: «Ella entregó voluntariamente los perros, pero tiene un plazo de 10 días para ‘acondicionar’ el lugar y volver a meterlos ahí».
La entrevistada aclaró que la mujer no está vinculada a ninguna protectora legítima: «Ninguna de nosotras -Río Grande Adopta, Bienestar, Pocas Pulgas- la reconoce. Ella solo rescata huskies, los vende y los alquila para centros invernales». Además, desmintió los argumentos de la acusada: «Dijo que los perros llevaban tres días encerrados, pero tenemos testigos y videos que prueban lo contrario. Incluso si fuera cierto, tres días en esas condiciones son inadmisibles».
Gamboa rechazó las comparaciones entre la denunciada y rescatistas como Graciela Cornejo: «Graciela no lucraba, ayudaba a animales maltratados. Esta persona comercia con ellos». La indignación crece entre las protectoras, que trabajan «a pulmón» frente a casos como este. «Nos ensucia a todos -concluyó Mónica Gamboa-. Los perros merecen libertad, no ser tratados como herramientas de trabajo».
La fiscalía aún no se ha expedido sobre el futuro de los huskies, pero la presión social aumenta para evitar su devolución. Mientras tanto, las protectoras exigen una reforma legal que prohíba los criaderos clandestinos y garantice condiciones dignas para los animales.
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