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Río Grande

La primera chacra inclusiva: un sueño que conecta la agricultura y comunidad

En ((La 97)) Radio Fueguina, Francisco Barría Calisto, vecino de Río Grande y originario de Chiloé, compartió los detalles de la innovadora chacra inclusiva que puso en marcha. Un espacio pensado para que personas en silla de ruedas o con dificultades para movilizarse puedan trabajar en cultivos, semillas y realizar paseos por la huerta, promoviendo la inclusión, la educación ambiental y el vínculo con la tierra en un proyecto que busca transformar vidas y fortalecer valores comunitarios.

En un esfuerzo por promover la integración, la sostenibilidad y la interacción con la naturaleza para todos, Río Grande cuenta con su primera chacra inclusiva. Un proyecto particular que busca ofrecer un espacio accesible para personas en silla de ruedas o con dificultades para movilizarse, permitiéndoles trabajar en cultivos, sembrar semillas y disfrutar de paseos por la huerta. 

La iniciativa, que se está construyendo en la calle Los Cerros 250, en la Margen Sur, busca ser un ejemplo de inclusión y solidaridad en la comunidad, además de un espacio educativo y recreativo para niños, adultos y personas con distintas capacidades.

El proyecto nació del entusiasmo y la visión de Francisco Barría Calisto, vecino de la ciudad y originario de Chiloé, quien en una entrevista en el programa “Un gran día” de ((La 97)) Radio Fueguina, compartió su historia y su motivación para transformar su pasión por la agricultura en un acto social y solidario.

“Yo lo único que hice fue hacer algo que tenía en el corazón hace muchos años. Empecé trabajando de cero, que de hecho yo tengo invernadero obviamente, una huerta, porque yo hace muchos años que trabajo mucho con el tema de las semillas y empecé a trabajar con las semillas apenas llegué a la isla en el año 80,” relató Barría. 

Agregó que “hace cuatro o cinco años atrás empecé a vender semillas con la idea de promover la idea de la semilla que es conservar este patrimonio, porque para mí la semilla es un patrimonio de la humanidad. Hablamos de semillas de todo tipo de hortalizas, bulbos, aromáticos, hojas y todo lo demás.”

Desde sus inicios en la Tierra del Fuego, Barría se propuso un objetivo claro: “poner un verde en el lugar,” y con ello, desafiar los mitos que rodean a la región, considerada en algunos lugares como un territorio “inerte”. 

“Yo discuto siempre porque este es un lugar sagrado. Nosotros acá tenemos muchas horas de luz en verano, muchas horas de sol, y la ventaja más grande es que no tenemos grandes pestes ni plagas,” afirmó, resaltando el potencial agrícola de Tierra del Fuego, “bajo reglas estrictas de agricultura orgánica y ancestral”.

Su historia remonta a Chiloé, donde creció en una comunidad auto-suficiente y consciente del valor de la tierra. “‘En la isla de Chiloé hoy es un paraíso, un lujo,’” aseguró, “y en aquellos años fue un lugar auto-sustentable porque fue olvidado por el Estado.” 

Barría, quien es soldador de profesión, contó que “todo lo que aprendí en esos 17 años que viví en Chiloé, hoy lo estoy entregando,” y que su pasión por la agricultura y el cuidado del medio ambiente lo llevó a iniciar este proyecto en Río Grande, con el objetivo de brindar a las personas, especialmente a quienes enfrentan obstáculos físicos, la posibilidad de conectarse con la tierra, aprender y cultivar.

“El objetivo principal es ayudar a la gente que más necesita. Para las personas que están imposibilitadas de caminar y en silla de ruedas, esto no termina porque la vida sigue,” dijo con entusiasmo. 

La chacra, con un diseño simple pero funcional, será un espacio inclusivo y pedagógico donde podrán estar entre 30 y 40 personas, en un entorno que combina educación, recreación y terapias hortícolas.

El proyecto no solo contempla actividades en la tierra, sino también paseos educativos, en los que los niños y personas con discapacidades podrán entender cómo nace y crece una semilla, comparando su proceso con el ciclo de la vida humana. 

“Les enseño cómo una semilla microscópica puede crecer y llegar a ser un árbol” explicó Barría, quien pretende potenciar el vínculo con la naturaleza y la conciencia ecológica.

El entusiasmo y la visión de Barría han movilizado a la comunidad en torno a un concepto innovador y humano: la posibilidad de vivir dignamente, en armonía con el entorno, sin depender de supermercados ni químicos, y brindando oportunidades a quienes más lo necesitan. 

“Yo quiero entregarle al mundo que se puede vivir de manera sana, humana y honesta, de una manera sustentable”, concluyó.

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