La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) consideró que la política de apertura a las importaciones, impulsada por el Gobierno nacional, pone en serio riesgo la producción industrial local, especialmente en el segmento de celulares de gama baja y media. Marcos Linares, secretario adjunto del gremio, sostuvo que, de aplicarse el segundo tramo de la reducción arancelaria -previsto para el 15 de enero-, estos dispositivos «no tendrían posibilidades de competir por los costos» y se reemplazarían por artículos importados.
En diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina, Linares detalló que, tras tres reuniones entre el sector empresarial, el Gobierno y los trabajadores, se solicitó «postergar por un plazo de seis meses la aplicación del segundo tramo», pero la respuesta oficial aún es incierta. «Los funcionarios del Gobierno Nacional nos plantearon que (dejar sin efecto la medida) era inviable», explicó. Sin embargo, advirtió que, de no haber avances, evaluarán acciones conjuntas con las asambleas laborales para defender los puestos de trabajo.
El dirigente enfatizó que la situación no se limita a Tierra del Fuego, sino que refleja un deterioro generalizado de la industria nacional. «Desde el 10 de diciembre del 23 a esta parte, no se ha nombrado en ningún momento la palabra industria”, criticó. Señaló que, además de la electrónica, sectores como el calzado, el vestido y la maquinaria agrícola enfrentan una apertura importadora «indiscriminada», lo que agrava la crisis productiva.
Linares reconoció que el acuerdo laboral vigente garantiza la estabilidad de las plantas hasta el 31 de diciembre, pero subrayó que no esperarán pasivamente a que se concrete el colapso. «No vamos a quedarnos cruzados de brazos», afirmó, y remarcó la necesidad de discutir «la pérdida de poder adquisitivo» que afecta a los trabajadores. «Cada vez es más difícil llegar a fin de mes priorizando el comer», alertó, vinculando el problema económico con la caída en la demanda de bienes no esenciales.
Con un tono de urgencia, el gremialista insistió en que la mesa de diálogo es una oportunidad para evitar un daño irreversible, pero advirtió que, si no hay soluciones concretas, la UOM recurrirá a medidas de fuerza. «Esto vendría a destrozar una parte muy importante de la economía», concluyó, exigiendo políticas que protejan la producción local ante lo que calificó como un desmantelamiento sistemático del aparato industrial.
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