El silencio de las autoridades contrasta con el grito ahogado de Ana Saravia. A dos años de la desaparición de su hijo Elio Torres en la remota Península Mitre, esta madre enfrenta un invierno de desamparo institucional.
En una entrevista con ((La 97)) Radio Fueguina, señaló que “la provincia no envió más gente; nosotros tampoco pudimos mandar. Trabajamos permanentemente pidiendo a la justicia y al gobierno que continúen la búsqueda».
Las palabras de Ana pintan un cuadro desolador: operativos suspendidos, costos inasumibles para la familia y puertas judiciales cerradas.
El último rastro oficial se esfumó hace meses. «La última comitiva policial fue hace tiempo. Desde entonces, nada», relató Saravia, destacando el abandono en plena temporada invernal.
La carga económica agrava el drama: «Para nosotros es terriblemente costoso volver a traer gente. Estamos recuperándonos». Pero el golpe más duro vino de la Justicia: tras solicitar imágenes satelitales que podrían revelar pistas vitales, «el juez dijo ‘no'». Hoy, la incertidumbre es una constante: «No tenemos ninguna novedad. No se sabe qué pasó con Elio, dónde pasó o qué ocurrió».
Entre las sombras de la investigación, Ana cuestiona el manejo de evidencias. Aunque autoridades reportaron hallazgos en la zona —»botellas de vidrio»—, ella es categórica: «Nada era de Elio; sabemos todo lo que llevaba».
Más revelador resulta lo ignorado por los fiscales: voluntarios encontraron «huellas y una botella con etiqueta en una zona lejana, donde él decía que iba a ir marcando», una pista que encajaba con los hábitos de Elio.
Pese a ello, «nos rechazaron todo». Tras 24 meses de lucha, solo obtuvieron una concesión: el juez autorizó difundir fotos del joven. «Estamos buscando las más legibles», confirmó Ana, un avance mínimo frente al muro de silencio.
Quienes conocen a Elio descartan teorías de imprudencia. «Es muy precavido —insistió su madre—. Nos decía que jamás pasaría por donde pudiera correr riesgos de vida». Añadió: «Creo que nunca hubiese pasado por un lugar donde pudiera ahogarse».
Este perfil refuerza el misterio: ¿cómo un experto conocedor del terreno desapareció sin dejar rastro? «Nadie sabe lo que realmente pasó», admitió Ana, mientras el viento de Península Mitre borra las últimas huellas.
Mientras la burocracia invernal congela el caso, la pregunta de Ana Saravia resuena en cada rincón de Tierra del Fuego: ¿Dónde está Elio Torres?
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