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Denuncian retrocesos en derechos de personas privadas de libertad

El vicepresidente del Comité contra la Tortura de Tierra del Fuego advirtió que persisten problemas graves en el sistema penitenciario, como el hacinamiento y la falta de recursos, y cuestionó el uso de los fondos destinados a la emergencia en seguridad. También destacó el trabajo voluntario del comité y la necesidad de visibilizar las iniciativas que se desarrollan dentro de las unidades de detención.

El vicepresidente del Comité contra la Tortura de Tierra del Fuego e integrante de la Multisectorial de Derechos Humanos, compartió un balance crítico sobre la situación del sistema penitenciario provincial, resaltando la falta de avances estructurales a pesar de la declaración de la emergencia en materia de seguridad.

Durante la última reunión mensual del comité, realizada en la Legislatura y presidida por la doctora Manuela Palacio Murphy, se incorporó formalmente a Elba Patricia Oyarzo como representante de las organizaciones no gubernamentales, completando un cargo vacante. Las actividades del comité, según destacó su vicepresidente, se realizan en carácter voluntario y sin retribución económica, lo que genera dificultades operativas como la cobertura de traslados y la provisión de materiales: “La actividad que se lleva adelante en el comité es totalmente ad honorem”, remarcó.

Respecto al funcionamiento del sistema carcelario, señaló que continúan los problemas estructurales a pesar del refuerzo presupuestario derivado de la emergencia. “La situación carcelaria en Tierra del Fuego no es óptima”, afirmó, y consideró insuficientes los avances realizados hasta el momento. A modo de ejemplo, mencionó la reciente inauguración de una alcaidía para mujeres en Río Grande, que implicó simultáneamente el cierre de la casa de Pre Egreso, espacio destinado a personas en etapas avanzadas de reinserción. “Es un viejo refrán popular, visten, desvisten a un santo para vestir a otro”, expresó.

El referente también puso el foco en la vulnerabilidad específica de las mujeres privadas de libertad, muchas de ellas madres, lo que complejiza el acceso a sus derechos y el vínculo con sus hijos.

En cuanto al destino de los fondos asignados a la emergencia en seguridad, explicó que el comité intenta realizar un seguimiento de su aplicación, aunque reconoció que los resultados no son alentadores: “Hoy no vemos que los temas se estén resolviendo por lo menos al ritmo que se necesitaría”, advirtió, en alusión a las condiciones de hacinamiento y a la escasez de recursos para un funcionamiento adecuado.

El comité mantiene líneas telefónicas habilitadas para la comunicación directa con personas privadas de libertad, a través de las cuales se reciben consultas, reclamos y denuncias. Además, se destacó el trabajo realizado en las unidades penitenciarias, donde se impulsan iniciativas de formación y actividades que promueven la reinserción, como talleres y estudios en abogacía.

Finalmente, el vicepresidente del comité valoró el rol de los medios en la difusión de estas problemáticas: “Es importante que se visibilicen las iniciativas y trabajos que se hacen adentro”, concluyó, poniendo en relieve el esfuerzo que realizan tanto internos como actores institucionales en contextos muchas veces invisibilizados.

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