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En situación de calle

Aumentó el número de personas que buscan ayuda

En la parroquia Sagrada Familia de Río Grande, en los últimos meses la demanda de asistencia se duplicó. La comunidad responde con alimentos, ropa y espacios de higiene, pero la necesidad supera los recursos disponibles.

La parroquia Sagrada Familia de Río Grande se ha convertido en un refugio para quienes ya no tienen donde recurrir. Según el padre Iván Bressan, en diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina, el número de personas que acude en busca de ayuda se duplicó en comparación con el año pasado. «Más o menos el año pasado eran aproximadamente 10 jóvenes o adultos que venían. Y ahora han sido 20 personas, personas que no conocíamos», detalló.

La mayoría son hombres adultos, aunque también hay mujeres y niños. Llegan pidiendo «alimento, ropa, o a veces te piden si le podés dar una changuita, porque no encuentran trabajo», explicó Bressan. Ante la creciente demanda, la parroquia habilitó dos días a la semana en la Casa de Cáritas, ubicada en Intevu 8, para que puedan ducharse, desayunar y lavar su ropa. «Han venido, por ejemplo, algunos días seis personas, otro día siete, otro día tres», relató.

Las historias detrás de estas personas son diversas. «Hay algunos chicos que ya hace rato que están en situaciones de calle o por un tema de adicción. Otros tienen como un problema mental. Otros han venido buscando trabajo y no encuentran», describió el sacerdote. Aunque la parroquia no cuenta aún con un programa de reinserción laboral, Bressan señaló que la prioridad es «recibirlos como vienen» y, en el futuro, trabajar en red para guiarlos.

Los recursos con los que cuentan provienen casi exclusivamente de la comunidad. «La gente va trayendo los alimentos. Lo que falta lo compramos», explicó. Un tercio de los fondos surge de la venta de ropa donada, otro de donaciones en mano y el resto de transferencias a la cuenta de la parroquia. «El mes pasado se entregaron 140 módulos de alimentos», precisó, aunque aclaró que no reciben apoyo estatal: «Nosotros preferimos que sea de lo nuestro, de nuestro bolsillo».

La situación es aún más crítica para quienes no tienen un techo. «Nos han pedido quedarse a dormir, pero no tenemos un lugar preparado», admitió Bressan. En esos casos, la parroquia costea estadías temporales en hostales, especialmente para migrantes.

Frente a este escenario, las palabras del padre reflejan una realidad que excede lo asistencial: «Estamos aprendiendo a ver cómo podemos mejorar la ayuda». Mientras tanto, la solidaridad de la comunidad sigue siendo el pilar frente a un problema que, lejos de disminuir, crece día a día.

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