En los jardines de infantes de la provincia, un fenómeno alarmante se repite cada vez con más frecuencia: niños que llevan gaseosas, bebidas energizantes, Gatorade y paquetes de papas fritas como parte de su alimentación diaria.
Así lo reveló Natalia Soto, licenciada en Nutrición, durante una entrevista en el programa «Un Gran Día» de ((La 97)) Radio Fueguina, donde destacó la urgencia de trabajar en hábitos alimenticios más saludables desde la primera infancia.
Soto explicó que, si bien en algunos casos el consumo de alimentos ultraprocesados no se refleja inmediatamente en el peso de los niños, está sentando las bases para una mala nutrición en la adultez.
«Tenemos muchos casos de niños y adolescentes que consumen muchos procesados, muchas golosinas, muchos snacks. Cuando los chicos son activos, no se ve tan relacionado con el peso, pero estamos generando malos hábitos. Después, cuando crezcan, la idea es que sepan decidir, pero en ese caso estarían completamente mal nutridos», afirmó la especialista.
La nutricionista detalló que, en sus recorridos por jardines de infantes, observó que muy pocos niños llevan preparaciones saludables para compartir. «He visto casos de chicos de 4 o 5 años que, cuando les piden llevar algo, llevan una gaseosa, un energizante, un Gatorade o un paquete de papas fritas. No son las mejores opciones», señaló.
Agregó que «ojalá todos tuvieran la posibilidad de que en casa les preparen cosas caseras, como un budín o un bizcochuelo con frutas, pero no es la mayoría».
Según su experiencia, solo 3 o 4 niños de cada 20 llevan alimentos no recomendados, pero eso influye en el resto del grupo. «Eso hace que los demás también quieran, y no hay control. Por eso está bueno reforzar que las cosas se pueden preparar en casa: galletitas, magdalenas o muffins caseros, que siempre van a ser más saludables», remarcó.
Otro desafío es el bajo consumo de frutas y verduras, especialmente en temporada invernal. Soto desmitificó la excusa de que «hace frío para comer ensaladas» y propuso alternativas: «Las verduras pueden aparecer en sopas, grilladas, hervidas o al vapor, que es la forma en que menos pierden nutrientes. No hay excusa para no consumirlas», afirmó.
Además, hizo hincapié en la importancia de normalizar estos alimentos en casa: «Que sea un hábito tener siempre una fuente con ensalada, que estén acostumbrados a comer guisos con verduras. Hoy buscamos lo rápido y terminamos en medallones o empanados ultraprocesados, con aditivos y condimentos artificiales. Lo mejor es volver a lo casero, donde sabemos qué ingredientes usamos».
El mensaje de Soto es claro: la alimentación saludable debe trabajarse en familia y reforzarse en las escuelas. «No se trata de prohibir, sino de ofrecer mejores opciones y educar desde pequeños», concluyó.
Mientras tanto, el panorama en los jardines sigue siendo preocupante: loncheras llenas de productos empaquetados en lugar de comida real, un hábito que, de no modificarse, tendrá consecuencias graves en la salud de las próximas generaciones.
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