En una extensa entrevista para el diario Clarín, el gobernador Gustavo Melella defendió con argumentos el régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego y alertó sobre los riesgos que su eliminación traería no solo a la economía local, sino también a la presencia estratégica de Argentina en el Atlántico Sur.
Con un tono que combinó argumentos productivos y geopolíticos, el mandatario insistió en que el fin de los beneficios fiscales -amenazado por la baja de aranceles a las importaciones de electrónicos- debilitaría el arraigo poblacional en una zona clave para la soberanía nacional.
«Los británicos no tienen un pelo de tontos»
Melella fue contundente al vincular el desarrollo industrial fueguino con la disputa por Malvinas: «Los británicos apuestan mucho a las Malvinas, incluso a pérdida y a miles de kilómetros, para tener un lugar estratégico de cara a la Antártida. Nosotros deberíamos seguir ese camino». Y agregó: «Para defender la soberanía hay que tener un asentamiento poblacional fuerte y un entramado productivo diversificado».
El gobernador recordó que el régimen, vigente desde 1972, logró revertir la composición demográfica de una provincia que entonces tenía mayoría extranjera: «A partir de la ley se logró el crecimiento de la población, con una migración interna muy fuerte de argentinos que se fueron a radicar al sur por la posibilidad de tener un empleo». Hoy, con 180.000 habitantes, la industria electrónica sigue siendo clave, pero Melella admitió que la provincia debe avanzar hacia otras actividades.
«No va a ser más barato lo importado»
Frente a quienes critican que el sistema encarece productos como celulares, el mandatario respondió con datos concretos: «Cuando el gobierno de Mauricio Macri bajó los aranceles a las netbooks, se perdió una cantidad similar de empleos (6.500 directos), sin el resultado esperado de caída de precios». Y ejemplificó: «Un aire acondicionado terminado en Tierra del Fuego cuesta $350.000 y en los negocios de Buenos Aires está a $1.000.000; entonces el problema es de la cadena de comercialización».
Sobre el posible fin de la promoción industrial, Melella reconoció que «tenemos que ir cada vez dependiendo menos del régimen», pero insistió en que «no se puede desarmar de un día para el otro».
Como alternativa, destacó proyectos en marcha, como la salmonicultura: «Estamos trabajando la ley para habilitarla en toda la costa marítima del Atlántico, desde la Península Mitre hasta San Sebastián». La iniciativa, impulsada por Newsan —una de las mayores plantas electrónicas-, busca replicar el modelo chileno, que exporta salmón por USD 6.500 millones anuales.
En petroquímica, Melella mencionó la negociación con una empresa china para instalar un polo que agregue valor al gas de la cuenca Austral. «Sería una inversión muy grande para la producción de urea», adelantó.
En cuanto a hidrocarburos, refirió que la provincia avanza en la compra de áreas maduras de YPF a través de su empresa Terra Ignis. «CA-12 tiene mucho potencial en gas», afirmó.
Base extranjera, «un error histórico»
Melella también se refirió a las presiones de potencias como Estados Unidos y China para establecer bases en Tierra del Fuego: «Todos quieren estar acá por lo estratégico del Atlántico Sur y la Antártida». Pero fue claro al respecto: «Si el gobierno de Javier Milei permite que Estados Unidos tenga una base militar, estaría cometiendo un gran error».
Al cerrar, el gobernador insistió en que la soberanía se defiende con desarrollo: «Los ingleses invierten millones en Malvinas porque entienden su valor. Nosotros no podemos regalar presencia». Y aunque admitió que el régimen industrial debe evolucionar, dejó un mensaje firme: «La Argentina no estuvo preparada para grandes inversiones. Esto lleva tiempo».
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