Mónica Ferrara, madre de Denise Torres García, la enfermera que pereció junto a otras tres personas en la caída de un avión sanitario en Río Grande el 1 de julio de 2022, rompió un prolongado silencio para expresar su dolor, su lucha incansable y su indignación tras conocerse finalmente el informe oficial sobre las causas de la tragedia.
En diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina, Ferrara detalló los acontecimientos de ese día fatal: «Denise viajó de Buenos Aires a Río Grande transportando a un paciente que debía seguir su tratamiento allá en el hospital de Río Grande». Relató el último contacto: «Yo recibo un mensaje de ella que me dice, mamá ya dejamos al paciente en el hospital… ya vuelvo». El destino fue trágico: «Cuando despegan de allá, a los 300 metros el avión se cayó».
Ferrara describió los años transcurridos como «una pesadilla porque se están por cumplir tres años y todavía no lo podemos creer, yo todavía no puedo creer lo que está pasando». La lucha familiar ha sido constante: «Transformando nuestro dolor en acción y siguiendo adelante. Mucha lucha para que se presentaran los informes de la Junta del Transporte Aéreo».
La reciente conclusión de la Junta, centrada en una «sugerencia de la modificación en los mantenimientos del avión», fue recibida con amargura: «La verdad que eso nos hace sentir que le faltan el respeto a las cuatro personas que murieron, a nosotros, la familia, porque todos sabemos que esto no se puede resumir a una sugerencia». Para ilustrar la negligencia, usó una analogía contundente: «Cuando nosotros cambiamos la rueda de un auto, sacamos los bulones y volvemos a poner una rueda y sabemos que hay que volver a colocar los bulones, eso no tiene que estar en un manual de mantenimiento».
Con el informe en mano, Ferrara fue categórica al definir el evento: «Acá hubo una negligencia en los mantenimientos del avión, acá no hubo un accidente, acá hubo un siniestro que es otra cosa, un accidente se puede prevenir, es algo que se podría haber prevenido y no lo hicieron, no lo hicieron, hubo mucha negligencia».
Más allá de las fallas técnicas, apuntó a responsabilidades humanas, denunciando al empleador de su hija: «Quien contrató a mi hija, el señor Gustavo Latorre jamás dio la cara, se escapó, se escapó como una rata, vendió su casa, no sabemos ni dónde está, se quedó con la plata de los vuelos de mi hija».
El impacto de la pérdida y la lucha ha sido devastador para toda la familia. «Estamos toda la familia afectada, yo tuve que renunciar a mi trabajo porque ya no podía más, con tanta presión de todos lados, no podía más, ocupándome de mi salud», confesó Ferrara, agregando que los efectos se extienden a su esposo, hermano y nietos. A pesar de la desazón, mantiene una tenue esperanza en el sistema: «En un país donde la justicia perdió mucha credibilidad, yo todavía aún hoy elijo creer en nuestro abogado Francisco Ibarra y en el fiscal, en la jueza, elijo creer por ahora».
Su llamado es claro: buscar justicia y evitar la impunidad. «Nosotros necesitamos que esto no quede impune, que no gane la impunidad, que no gane porque acá hay responsables de que se han muerto cuatro personas, que arruinaron la vida de cuatro familias». Con firmeza, declaró: «Yo tengo muy claro quiénes son los que arruinaron nuestra vida, quiénes son nuestros verdugos y no vamos a parar hasta el final, no vamos a parar nunca».
Para sumar apoyo, la familia impulsa una petición en change.org/justiciapordenise. Aunque Denise no está físicamente, su madre siente su guía constante: «Denise está presente guiándome en este camino, todo el tiempo dando sus señales y guiándonos».
La batalla por la verdad y la justicia para Denise Torres García y las demás víctimas continúa.
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