La problemática de los caballos sueltos en Ushuaia ha sido un tema recurrente en los últimos años, pero según Rosana Vélez, representante de la Asociación de Amigos del Reino Animal Fueguino (ARAF), la situación está mejorando gracias a la aplicación de una ordenanza municipal. En diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina, Vélez explicó que, aunque aún se observan algunos casos, las autoridades han intensificado los controles para garantizar el cumplimiento de la normativa que declara a los animales como «seres sintientes».
«Se van a poner muy estrictos en cumplir la ordenanza, porque nosotros también estamos ahí atrás pidiéndolo, que los animales no tienen que estar sueltos en la vía pública por riesgos y por el riesgo que puedan ocasionar en un accidente automovilístico», afirmó Vélez. La referente de ARAF destacó que, además de evitar que los equinos circulen libremente, la normativa exige a los tutores responsabilizarse por su alimentación, salud y refugio.
«En la ordenanza te dice que en invierno cada tutor de cada equino tiene que comprar comida, porque sabemos que el pasto se quema por el frío. Entonces tienen que comprar comida, tienen que hacerle el control con el veterinario, estar con el calendario de vacunas al día», detalló. Asimismo, subrayó que los animales deben contar con un espacio adecuado: «Tienen que tener un lugar, una caballería, que no pedimos nada de lujo, pero una caballería donde el animal esté a resguardo por una inclemencia de una tormenta torrencial o de lluvia o una tormenta de nieve».
Vélez fue clara en señalar que ya no se permitirá tener a los caballos atados en espacios públicos: «Y ya no se permite tener atado un animal en una plaza o en un cerco, no, ya eso no. Para tener un animal de estas características y de este porte tenés que tener por ordenanza, que es otra anterior, una estaría por animal». Ante la imposibilidad de cumplir con estos requisitos, los tutores deberán buscar alternativas: «El que no puede tener, lamentablemente, un animal de este porte, lo tendrá que dar en adopción a otra familia. No le puede quitar la oportunidad de que este animal tenga una vida como corresponde».
Consultada sobre el trabajo de ARAF, Vélez mencionó que la organización cuenta con un grupo base de alrededor de 30 personas, pero que se apoya en una red solidaria más amplia. «Tenemos subgrupos que son unas 40 o 50 personas entre madrinas y padrinos, que es una red que hicimos solidaria entre vecinos para controlar los kits comunitarios», explicó. Estos kits, distribuidos estratégicamente en la ciudad, incluyen comedores y bebederos para animales en situación de calle, mantenidos diariamente por voluntarios.
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