Mientras el paro de transportistas convocado por la Unión Tranviarios Automotor (UTA) paralizó ayer 300 líneas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), en Río Grande los colectivos circularon con normalidad. Juan Carlos Cuenca, voz reconocida entre los choferes locales, explicó en ((La 97)) Radio Fueguina con crudeza por qué decidieron no adherir a la medida: «Roberto Fernández (secretario general de UTA) ya no representa a los trabajadores. Representa a sus propios intereses».
Cuenca detalló que la medida de fuerza respondió exclusivamente al conflicto en el AMBA, mientras que las negociaciones para el interior del país están programadas recién para este martes 7 de mayo. «Lo que se discutía ayer era el AMBA. En esa ensalada que hace -como siempre- el Consejo Colectivo Nacional, manifestó un paro en el interior donde varias provincias, como Tierra del Fuego, no adherimos», afirmó. Según él, esta estrategia de dividir las discusiones es recurrente: «Cierra el AMBA, donde tiene la presión de 35.000 trabajadores, y después estira la negociación para el interior, dejando que cada provincia arregle como pueda».
El descontento con la conducción nacional de UTA no es nuevo. Cuenca, quien integró una lista opositora en 2022, denunció prácticas antidemocráticas: «El día anterior a las elecciones, nos borraron 30 compañeros del padrón en Tierra del Fuego. Hicieron lo mismo en Santa Cruz y toda la Patagonia. Por eso no tienen autoridad moral: son un sello de goma». Acusó a Fernández de liderar un sindicato convertido en una estructura empresarial: «Es un empresario con patrimonio comprobado. Los secretarios generales son gerentes que responden a los directores, no a los trabajadores».
Respecto a los salarios, reveló que el básico en Tierra del Fuego es de $1.350.000 (incluyendo el 20% de zona), cifra insuficiente frente a los costos de vida: «Muchos compañeros pagan $400.000 de alquiler y entre $250.000 y $400.000 de prepaga, porque la obra social de UTA no funciona en todo el país». Criticó que la paritaria nacional solo ofrezca un 7% de aumento: «Nos daría $90.000 más, pero perderíamos eso con un día de descuento por el paro. Es una vergüenza».
Pese a la fractura con UTA, Cuenca aclaró que los choferes no son un gremio paralelo: «Somos el 95% de los trabajadores. Tenemos voz, y la empresa nos escucha». Su postura refleja un malestar extendido: «Hay compañeros que manejan taxis o hacen changas porque no llegan a fin de mes. Esto no es solo en el AMBA; acá también se sufre».
La normalidad del servicio en Río Grande, Ushuaia y Río Gallegos contrasta con el caos en Buenos Aires. Para Cuenca, la diferencia radica en la autonomía: «Nosotros decidimos trabajar porque sabemos que, si no, nadie resolverá por nosotros». Mientras la UTA nacional sigue en la mira por su falta de transparencia, los choferes locales insisten en que su lucha no es contra las empresas, sino contra «un sindicato que nos abandonó hace años».
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