En los últimos años, Chile ha logrado avances notables en materia de inclusión financiera gracias a herramientas digitales simples y accesibles. Uno de los pilares de este proceso ha sido la CuentaRUT, una cuenta bancaria que permite a millones de chilenos acceder a servicios que antes estaban fuera de su alcance.
Desde transferencias online hasta compras digitales, su alcance es cada vez mayor. Incluso, su uso se ha extendido a múltiples plataformas de entretenimiento y comercio. Un ejemplo de ello es el acceso a sitios de casino online en Chile con CuentaRUT, una de las tantas aplicaciones prácticas de esta cuenta en el ecosistema digital.
Un modelo de referencia en la región
A diferencia de otras cuentas bancarias tradicionales, la CuentaRUT no exige requisitos complejos para ser obtenida. Está disponible para chilenos y chilenas desde los 12 años (con autorización de un adulto), lo que ha permitido que jóvenes y adultos mayores puedan sumarse al circuito económico sin intermediarios. Esta accesibilidad la posiciona como un modelo de inclusión que otros países de América Latina observan con atención.
La clave del éxito radica en su integración con servicios cotidianos: recargas de celular, compras por internet, pagos de servicios y hasta aplicaciones de transporte. Todo esto sin necesidad de contar con una tarjeta de crédito o experiencia bancaria previa. En un contexto donde cada vez más servicios se trasladan al entorno digital, contar con una herramienta así es una ventaja significativa.
Tecnología al servicio de la inclusión
La expansión de la CuentaRUT también está ligada al desarrollo tecnológico en Chile. El crecimiento de la conectividad móvil, las mejoras en la experiencia de usuario de las aplicaciones bancarias y la digitalización de procesos públicos han sido factores clave. Esto permite que hoy, desde zonas urbanas hasta rurales, los usuarios puedan operar su cuenta sin fricciones.
Además, esta digitalización ha impulsado a nuevos sectores económicos y de entretenimiento. Aunque algunos servicios aún generan controversia, su existencia y expansión demuestran que la inclusión financiera es también inclusión digital: acceso a opciones, elección libre y manejo autónomo de los propios recursos.
Un ejemplo para el resto de América Latina
Mientras en otros países de la región el acceso a servicios bancarios sigue siendo un privilegio de pocos, el modelo chileno basado en la CuentaRUT muestra que es posible implementar soluciones sencillas y masivas con impacto real. Lo importante es que estas herramientas no solo estén disponibles, sino que también sean utilizadas por la población. Para eso, el rol del Estado, las instituciones financieras y el ecosistema digital en general es clave.
En definitiva, el caso de la CuentaRUT muestra cómo la inclusión financiera puede ir de la mano con la democratización del acceso a servicios digitales. Y en ese camino, cada nuevo uso —desde el pago de una cuenta hasta participar de una plataforma online— suma a un ecosistema más igualitario.
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