La Base Belgrano II, ubicada en uno de los rincones más australes del planeta, es un enclave estratégico y científico en la Antártida. En una entrevista exclusiva con el programa “Un Gran Día” de ((La 97)) Radio Fueguina, el Capitán José Luis Ramos, jefe de la base, brindó detalles sobre la vida cotidiana en este rincón del mundo donde el frío extremo es la norma y la misión es la soberanía y el apoyo a la ciencia.
El capitán Ramos describió que “el 2 de mayo se ha registrado, por ejemplo, una temperatura de 25 grados bajo cero, y una sensación térmica de menos 40 grados. Fue el día más frío. La temperatura promedio es menor, entre 20 y hasta menos 30 grados bajo cero sería normal en la base”.

En cuanto a las actividades que desarrollan, destacó que “la actividad principal que nosotros realizamos es el apoyo a la ciencia. Estamos acá con tres integrantes de la Dirección Nacional de la Antártida que hacen investigaciones de ozono, de las auroras y otras investigaciones científicas, y nosotros hacemos el apoyo logístico a ellos. Sobre todo, también hacemos soberanía al estar aquí en estas latitudes, a 1300 km del Polo Sur, en la base más austral y al sur de las siete que tenemos en la Antártida”.

El equipo de la base, compuesto por 21 personas —18 militares y tres civiles—, se preparó para un año de invernada que comenzó en febrero y se extenderá hasta febrero de 2026, cuando serán rescatados. “Nosotros venimos a invernar por un año, llegamos en febrero y nos vendrían a buscar recién en febrero del año 2026”, explicó Ramos.

La logística para llegar y abastecerse es un proceso arduo y meticuloso. “El abastecimiento empieza en septiembre u octubre, cuando se conforman los equipos y se preparan materiales, alimentos y repuestos para todo el año. Todo lo cargamos en el rompehielos Irízar, que salió el 28 de enero y llegó el 12 de febrero. Después, en una descarga intensa de 3 a 5 días, tocó trabajar las 24 horas para descargar todo lo que trajimos”, relató el jefe.
Una vez en tierra, todo debe ubicarse y almacenarse en un entorno en el que “no podemos salir a buscar ni hacer pedidos, ni que venga el correo argentino a dejarnos algo”, afirmó. La base cuenta con 16 habitaciones, de las cuales 15 están ocupadas en estos momentos, y también dispone de una casa auxiliar y un laboratorio donde trabajan los científicos.

Celebran reuniones durante las comidas, cumpleaños, formaciones en actos protocolares o actividades sociales como las tradicionales noches de pizza, donde todos comparten en un ambiente de camaradería y resistencia. “Durante los sábados, es una tradición en la Antártida hacer noche de pizza. Nos juntamos, comemos, jugamos cartas y descansamos”, comentó Ramos.

Uno de los aspectos que más extrañan en esta vida en los confines del mundo son las frutas y verduras frescas. “Lo que más se extraña son las verduras y frutas. Todo lo que traemos está disecado o en conservas”, expresó. Sin embargo, un proyecto de hidroponía que desarrollan junto con el INTA les permite cultivar algunas hortalizas: “Este año sembramos lechuga, rúcula, un poco de albahaca… fue una alegría poder cosechar las primeras lechugas y comer una ensalada fresca”.

La vida en la Base Belgrano 2, más allá del frío y la distancia, simboliza la resistencia, la ciencia y la soberanía en uno de los territorios más extremos y desafiantes del planeta, incluidos en la jurisdicción de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Cada día, sus habitantes enfrentan condiciones adversas con compromiso y espíritu de equipo, en la búsqueda de conocimientos y la defensa de la soberanía argentina en la Antártida.
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