Un equipo de futuros ingenieros electromecánicos de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) logró recuperar y modernizar equipos clave para la producción avícola en La Misión Salesiana, dando nueva vida a una incubadora y una nacedora de huevos que habían quedado en desuso.
Emanuel Guerrero, uno de los cuatro estudiantes involucrados, relató en detalle el proceso técnico y humano detrás de esta iniciativa, que combinó habilidades multidisciplinarias y perseverancia.
«Llegamos con el objetivo de poner en funcionamiento las máquinas, pero el principal problema era que no se lograban los parámetros necesarios de temperatura y humedad», explicó Guerrero en ((La 97)) Radio Fueguina.
Los equipos, esenciales para el desarrollo embrionario de los huevos, presentaban fallas en sus sistemas de control, circuitos eléctricos deteriorados y componentes mecánicos desgastados. «Uno de los controladores estaba discontinuado; no había manuales ni soporte técnico. Tuvimos que investigar desde cero», agregó.

El proyecto, enmarcado en sus prácticas profesionales, demandó meses de trabajo meticuloso. «Realizamos la primera visita en abril del año pasado. Lo más complejo fue analizar el controlador de la incubadora: nos llevó cuatro meses», recordó Guerrero.
El equipo, integrado además por Maximiliano Salvador Lorenzo, Emanuel Silva y Damián Gálvez, debió improvisar soluciones ante la falta de información. «Llegamos a un punto donde era inviable seguir invirtiendo tiempo en reparar lo obsoleto. Implementamos una alternativa paralela con componentes modernos», detalló.
La colaboración con Fabián Manucci, experto de La Misión Salesiana, fue clave. «Él nos explicó los parámetros operativos y la historia de los equipos. Sin eso, habría sido imposible», destacó Guerrero.
Tras meses de pruebas, los estudiantes lograron dejar los equipos operativos, incluyendo un manual de mantenimiento para los usuarios. «Quedamos a disposición por cualquier consulta. Fue un trabajo en equipo, no solo técnico, sino humano: aprendimos a organizarnos y a complementar nuestras fortalezas», reflexionó.
La iniciativa no sólo revitalizó infraestructura crítica para la soberanía alimentaria de La Misión, sino que también consolidó el perfil profesional de los estudiantes. «Reforzamos conocimientos en electrónica, mecánica y automatización, pero también en comunicación y gestión de proyectos», señaló Guerrero, quien junto a sus compañeros ya finalizó las materias de la carrera y avanza en sus proyectos finales.
Con miras al futuro, Emanuel aspira a especializarse en energías renovables -actualmente desarrolla un prototipo de turbina eólica con materiales innovadores- y explorar la docencia. «Quiero transmitir lo que aprendí, sobre todo la importancia de adaptarse y trabajar en equipo», concluyó. La experiencia, más allá de su impacto técnico, dejó una lección clara: «Con motivación y colaboración, los desafíos más complejos pueden convertirse en oportunidades».
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