Javier Milei es el nuevo Presidente de la Argentina y el próximo 10 de diciembre asumirá formalmente el comando de un país en el que apenas tiene estructura partidaria.
Tierra del Fuego no es la excepción y apenas cuenta (al menos por ahora) con dos legisladores, electos en los comicios provinciales del pasado 14 de mayo: Agustín Coto, de Ushuaia, y Natalia Gracianía, de Río Grande.
Sin embargo, en Republicanos Unidos -el apéndice de La Libertad Avanza en la Provincia- el resultado de este domingo y una resolución de la Cámara Nacional Electoral los entusiasma para ratificar su reclamo y buscar las bancas que se les «escaparon» en los concejos de ambas ciudades.
Este domingo y en base a varios reclamos vinculados a la boleta, la CNE llegó a una conclusión: si es posible acreditar la voluntad del votante adentro del sobre, el voto vale. En ese marco, el organismo informó que las diferencias mínimas «podrían pasar inadvertidas por los electores y por las autoridades de mesa. Esta sutil diferencia resulta de relevancia menor frente al interés prinicipal que debe privilegiarse en la especie, y que se encuentra orientado a asegurar el respeto a la voluntad del elector, de emitir sufragio a favor de una fórmula presidencial determinada».
Desde Republicanos Unidos entienden esto como un nuevo antecedente favorable para que la Corte Suprema de Justicia resuelva el reclamo que está pendiente y que iniciaron apenas finalizó el conteo en mayo pasado.
El conflicto encuentra su origen en la tonalidad de verde de las boletas libertarias, parecidas, pero no iguales, al color aprobado por la Justicia Electoral. Tal diferencia, motivó que, en forma coordinada, fiscales de Forja y el MPF en las dos ciudades recurrieran la totalidad de los votos republicanos en las mesas, pidiendo su anulación. Solicitud a la que la Jueza electoral, durante el escrutinio definitivo, hizo lugar, al contrario de lo resuelto este domingo.
Las posibles resoluciones que ahora la Corte Suprema pueda tomar en relación con este recurso de queja, plantean varias incógnitas.
En primer lugar, la Corte podría decidir rápidamente a favor del partido Republicanos Unidos, lo que permitiría la asunción de los concejales electos de su partido, sin problemas.
Por otro lado, si no emite un fallo antes del 17 de diciembre, fecha prevista para la asunción de los concejales, podría generarse una situación incierta. En este caso, los concejales electos podrían asumir sus cargos y, posteriormente, ser removidos si la Corte dictamina a favor de Republicanos, lo que resultaría cuanto menos insólito.
Las consecuencias de esta incertidumbre recaen en los concejales involucrados, Analía Escalante (Forja) en Ushuaia y Guadalupe Zamora (MPF) en Río Grande, así como en los candidatos de Republicanos Unidos afectados, Gastón Porfirio y Samuel Muñoz en una y otra ciudad respectivamente. La falta de claridad sobre si podrán asumir o no sus funciones crea un escenario político por demás complejo.
El recurso de queja presentado se centra en la denegación de un recurso extraordinario federal y busca que la Corte Suprema revea la sentencia emitida por el Tribunal Superior de Justicia de la provincia, que parece haber fallado «al revés» en relación a lo dispuesto por otros organismos. Los argumentos presentados se refieren a la violación de derechos políticos garantizados por la Constitución nacional y provincial, así como la afectación de la representación de la ciudadanía en los cargos electivos.
Este recurso, además, pretende poner en evidencia una posible vulneración de normas de tratados internacionales con jerarquía constitucional, lo que agravaría la situación creando un conflicto legal de relevancia.
En definitiva, la presentación del recurso de queja por parte de Republicanos Unidos con anterioridad y las recientes novedades introducen el factor incertidumbre en la asunción de concejales electos en Ushuaia y Río Grande.
La resolución que tome la Corte Suprema de Justicia de la Nación será crucial para definir el futuro político en ambas ciudades y la estabilidad de los nuevos ediles en sus cargos y los libertarios se entusiasman con alcanzar una nueva victoria. Aunque sea «por escritorio».
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