Las películas más disruptivas de la industria cinematográfica siempre han sido las que se tomaron la molestia de dar vuelta la cámara y observarse a sí mismas. Desde “8 ½” de Fellini, pasando por “Cinema Paradiso” de Giuseppe Tornatore y la reciente “Babylon” de Damien Chazelle.
Un interesante arte que pareciera estar destinada únicamente a los grandes tanques cinematográficos de Hollywood y la industria nacional en menor medida.
Nacida en Río Grande y educada en instituciones como el jardín Domino, el número 4 y el CIERG, Victoria Miquelestorena es la apuesta del arte local.
En diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina la licenciada en Artes Audiovisuales, que continúa capacitándose en una orientación en producción, habló acerca de los vaivenes que trae esta particular forma de expresión humana.
“Lo interesante de la carrera, al ser una licenciatura, es que abarca todo el mundo de las artes audiovisuales, no solo cine o televisión, sino todo lo que puede abarcar una producción audiovisual”, explicó Victoria.
En este caso la producción se encarga de todos los procesos por los que pasa una pieza audiovisual, “uno se encarga de la idea, como llevarla a cabo, si es viable o no, en caso de que sea comercial o que quiera pasar por festivales de cine cómo es ese proceso, cuál es la estrategia para esa pieza en específico, además en el rodaje es necesario que esté todo para cada área y equipo del proyecto”, detalló el arduo trabajo.
Esto podría parecer una ruptura de la magia que transmite la pantalla a los espectadores, pero realmente forma nuevas perspectivas y permite disfrutar de otra manera la producción cinematográfica.
Arte apreciado de manera contradictoria por el espectador, que por un lado se maravilla de las escenas que capta la cámara y, por el otro, desconfía del mercado laboral que puede generar esta industria, Victoria destacó que realmente el mundo cinematográfico es uno de los nichos más grandes, “que da trabajo muchísima gente, a veces uno no es consciente de lo importante que es eso”, advirtió.
Particularmente recordó que en la actualidad se habla de manera negativa del INCAA, cuando esta institución contrata a muchísimas personas que trabajan todo el año, inclusive fines de semana con jornadas de grabación de hasta 12 horas que abarcan una impresionante logística. Pero lamentó que “la industria cinematográfica en Argentina es complicada a nivel de salarios y recursos”.
En este sentido, fue consultada por la particular preferencia de los argentinos al largometraje y señaló que, por el contrario, en Europa está instalada con mayor valor la cultura del cortometraje: “Por suerte, en Argentina está creciendo este proceso en festivales, mercados y genera más oportunidades para realizadores más chicos”, señaló.
“Lo que tiene Argentina es que se hacen muchas películas, las que se pueden porque el presupuesto siempre es caro, y se trabaja con mucha gente, apostando mucho a que el proyecto pueda avanzar lo más posible”, destacó Victoria y mencionó que en el Festival San Sebastián recientemente se proyectaron un importante número de películas argentinas e inclusive una ganó el premio a mejor guion.
En su caso particular ya desde el segundo año de su carrera pudo empezar a trabajar en diferentes producciones, “donde ven a alguien con ganas de trabajar es algo que valoran en la industria”, aseguró. Y hace un año y medio que, desde volvió a la isla, vio nacer varios proyectos, inclusive en Buenos Aires, “es un no parar”, manifestó alegre.
Su pasión por el cine no fue directa, puesto que Victoria en un primer momento se debatía si debía estudiar psicología o kinesióloga, “pero siempre estuve relacionada al mundo del arte, de hecho soy bailarina desde chica”, explicó.
“En el momento en que tuve que decidir me di cuenta que tenía una conexión especial con las películas, pero no del lado narrativo, sino desde el cómo se lleva a cabo esto, cómo hacer posible que una persona se siente y vea en la pantalla algo que genere emociones. Me llamó la atención la posibilidad de crear una experiencia para un mundo de gente. Porque hay que generar una estrategia para llegar a todo público”, asombró.
El proceso no fue fácil, pero el apoyo de su madre, quien se declaró su primer fan, y una admiración mutua, cultivó una relación que permitió una base sólida para su desarrollo en el mundo del arte. A esto, se le sumaron las amistades del camino que siempre fueron un soporte.
Actualmente, Victoria trabaja en una tesis de investigación sobre una producción que hizo a principio de año y sus aspiraciones máximas apuntan alto:
“Me encantaría ser parte de una productora a nivel internacional. Mi idea es terminar la tesis, quedarme un par de años acá y finalizar los proyectos que estoy desarrollando, luego en el día de mañana lograr irme y ser parte de una producción a nivel internacional”, soñó la joven artista riograndense.

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