En el marco de una conferencia de prensa con periodistas de medios extranjeros, el candidato presidencial triunfante en la primera vuelta y ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, anunció el inminente abordaje de la célebre “separata”, que por segundo año consecutivo adjuntó al presupuesto para el año próximo, de crucial importancia para Tierra del Fuego.
“Quiero un presupuesto con superávit para el año que viene”, le respondió Massa a la consulta de un cronista extranjero. “Quiero que nos pongamos como objetivo que el Congreso sancione un presupuesto con 1 punto de superávit para 2024” añadió, revelando su principal objetivo sobre la herramienta presupuestaria con la que deberá gestionar si, eventualmente, es consagrado presidente de la Nación el 19 de noviembre.
A renglón seguido, informó que le pidió al presidente de la comisión de presupuesto de la Cámara de Diputados, el ex presidente de Boca Juniors Carlos Heller, del bloque Frente de Todos, “que cite de manera inmediata a la comisión de presupuesto para el tratamiento de la separata”, de donde, recorte mediante, evidentemente pretende lograr ese ansiado punto de superávit.
La trascendental reunión tendrá lugar, a instancias de Heller, este propio miércoles 25 de octubre.
La separata enviada por el Ministerio de Economía es estrictamente un menú de exenciones impositivas a distintas empresas, que representan 4.8 puntos del Producto Bruto Interno nacional. Entre ellas se encuentran, agrupadas, todas las que integran el sub régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego, regulado por la Ley 19640.
Los diputados de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, junto a funcionarios de Economía, deberían discutir ese anexo sobre beneficios tributarios para “tomar resoluciones al respecto antes del balotaje” como eufemísticamente informan algunos medios a lo que se prevé será un liso y llano recorte que, en el caso de tocar en suerte al beneficio en nuestra provincia, implicará una herida de muerte para el régimen que sostiene todo el andamiaje económico de Tierra del Fuego.
Desde la cartera que conduce Massa estiman que el recorte en las exenciones impositivas, que ascienden 4.8 puntos del PBI, derivaría en la reversión del déficit que habilitará a “dibujar” la meta de superávit que se propone el, hasta este año, Gobierno.
En la temible “separata”, que ya causó terror el año pasado cuando fue propuesta por el mismo Massa a los diputados de la comisión para que se sirvan tildar los beneficios a dar de baja, figuran Ganancias de magistrados de los Poderes Judiciales nacional y provinciales (0,16% del PBI), Ganancias de asociaciones civiles, fundaciones, mutuales y cooperativas (0,11%), alícuotas reducidas de IVA (0,62%) y régimen de promoción económica para la provincia de Tierra del Fuego (0,33%).
Pronosticar la decisión que puedan tomar los diputados, resulta una quimera. El oficialismo debe necesariamente cumplirle el deseo preelectoral a Massa de un presupuesto superavitario, por lo que algún o algunos recortes serán inevitables.
Cuesta trabajo suponer que será precisamente el régimen fueguino el condenado a la guillotina. Es que el propio gobierno que Massa integra fue el que impulsó la prórroga de los beneficios por un buen tiempo, y el que anunció, hace pocos días, la remediación de la situación del sector textil que quedó fuera de la extensión.
Habiendo sido el propio Gobierno el gestor e impulsor de estas medidas ¿será capaz el oficialismo de tomar la esquizofrénica decisión de recortar el imprescindible régimen, cuya prórroga y sostenimiento acaba de promover?
La única buena noticia es que la decisión será pronta, en cualquiera de los dos sentidos, pero pronta.
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