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Naturaleza salvaje

El enigma de la legendaria y misteriosa península Mitre

Elio Torres sigue sin aparecer, pese a la intensa búsqueda. Su colega, Francisco Giménez, experimentado en la zona, compartió su visión sobre la desaparición, y sobre las notables implicancias de la verdadera terra incognita.

Uno de los enigmas más desconcertantes en los últimos tiempos ha surgido en la vasta península Mitre. El abogado Francisco «Paco» Giménez, conocedor de estas tierras por sus múltiples incursiones estivales, aportó su perspicaz mirada sobre la desaparición de su colega, Elio Torres, quien emprendió una travesía en esta región hace aproximadamente 40 días, y su rastro se ha perdido desde entonces.

Desde su experiencia y en diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina, Giménez desentrañó los misteriosos elementos que rodean esta intrincada historia. La aventura de Elio Torres en península Mitre, una región que se revela tan mágica como implacable, ha suscitado inquietudes sobre las condiciones que pudo haber enfrentado el explorador desaparecido.

Giménez arrojó luz sobre el equipamiento tecnológico empleado por Torres para afrontar este desafío extremo: «Chateamos con Elio de sus preparativos, las conversaciones básicas de este tipo de salidas con compañeros, me pidió el teléfono satelital, un aparato bastante complejo en donde uno tiene desde GPS, navegaciones, datos, localización instantánea en tiempo real con la familia a través de una aplicación, o seguimiento por mail, salvo transmisión de voz, tiene absolutamente todo. Resiste inclemencias del tiempo, temperaturas de -20 grados, no es un celular que uno lo deja a -20ºc y se descarga”.

La creciente inquietud respecto a Torres es palpable, como subraya Giménez, y opinó que, de una alerta naranja, en términos de su búsqueda, quizás sea hora de pasar a una alerta roja. “Insistíamos con los chicos con quienes tenemos un grupo de Mitre, que una travesía de esas características, en invierno, llevaba entre 30 y 40 días, si todo estaba bien. Pero no tener señal es ya un indicio de preocupación lógica de todos los amigos, los compañeros, los camaradas de Mitre y por sobre todas las cosas, la familia», especuló.

Prudencia y precaución son para Giménez esenciales, en este tipo de desafíos: «La travesía en Península Mitre no es recomendable hacerla solo bajo ninguna circunstancia. En invierno, las condiciones son aún más desafiantes y cambiantes. Mitre está constantemente en movimiento y su terreno es impredecible».

Más adelante, también ofrece una perspectiva cercana y personal sobre su colega Elio Torres: «Lo conozco desde muy chico del Colegio de Abogados, es un chico fuerte, física y mentalmente, Mitre saca lo peor y lo mejor de uno en ese momento y es muy importante la cabeza fría. Elio sí estaba preparado en terrenos complicados, pero Mitre en invierno, e incluso en verano, es otra cosa”.

Mágica y misteriosa

Francisco Giménez describió en profundidad lo que implica ir a península Mitre, estar, atravesar ese sector tan misterioso, desconocido, enorme y desafiante, para intentar entender qué pudo haber pasado con Torres.

“No sé si es motivación, pero hay un sentimiento que uno no tiene cuando está todos los días en la civilización, o todos los días con el ser querido, la gente que ama, el compañero, las comodidades. Y es la nostalgia” profundizó el abogado respecto de los especiales sentimientos que despierta tan enigmático lugar. “Uno va a Mitre y empieza a sentir nostalgias, que uno con la vorágine del día a día no se permite. Nostalgia, extraño, extrañas a los hijos, a la mujer que uno ama, los amigos, las comodidades. Cómo extraño el abrazo, el beso, una cama. Nostalgia de cosas que uno empieza a valorar, que tiene todos los días al alcance de la mano”.

Introdujo incluso el concepto del miedo, que evidentemente aflora en tan especial entorno, y con tan particulares circunstancias: “Siempre hay miedo a lo desconocido y por eso con el miedo caminando vas acercándote a tu casa de nuevo, un paso que damos es un paso dentro de Mitre y a su vez un paso más cerca de la casa, del hogar, de los seres queridos”.

En base a su experiencia, aportó su personal visión sobre lo que conlleva afrontar una travesía tan despojada de lo que habitualmente se tiene a mano en la vida actual: “¿Por qué no le di otro abrazo? ¿por qué no le doy un abrazo cada vez que me voy de mi casa a trabajar y vuelvo? Esa nostalgia es un sentimiento que uno siente a la noche, o cuando va caminando. Cuando uno va caminando en esas soledades, uno va pensando, qué hice mal, qué hice bien, con quién fui justo, con quién fue injusto, qué debo hacer para mejorar. Esas cosas que le permite la soledad donde el único sonido que hay es el viento, un cóndor que pasa raspando, un bagual a la noche que se está peleando, reproduciéndose”.

Las palabras de Francisco Giménez arrojan algo de luz sobre la complejidad de explorar la península Mitre, y subrayan los riesgos inherentes a enfrentar su terreno inhóspito y cambiante. El misterio en torno a Elio Torres continúa, en un marco de incertidumbre donde la naturaleza, impredecible y desafiante, nos interpela en lo más profundo.

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