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"No se olviden de Cabezas"

Morir por informar

¿Morir por el simple hecho de querer informar? Parece una locura, pero pasa. Lamentablemente pasa. En 2021, la ONU informó que en los últimos 14 años, 1.200 periodistas fueron asesinados por cumplir con la labor de su tarea.

“No se mata la verdad matando periodistas.” Un cartel en medio de una protesta afirma esta oración. El silenciar periodistas de la manera más aberrante no quita el hecho de que la sociedad siga informándose, todo lo contrario, se interesa más por el tema y pide explicaciones de por qué esa persona fue silenciada.

¿Morir por el simple hecho de querer informar? Parece una locura, pero pasa. Lamentablemente pasa. En 2021, la ONU informó que en los últimos 14 años, 1.200 periodistas fueron asesinados por cumplir con la labor de su tarea, así como también expresó que el 90% de esos casos han quedado impunes.

¿Cómo es posible que maten a una persona por tener información y querer que la sociedad tenga conocimiento sobre ese tema? ¿De qué hablo entonces? ¿De cómo hacer la milanesa más rica del mundo, sabiendo que hay gente que está abusando de su poder?

Y estamos hablando sólo de personas que fueron asesinadas, porque los casos de tortura, censura, persecución, y la intimidación es tema aparte. ¿Tema aparte? Es un conjunto de cómo se impide que esas investigaciones que se han realizado sobre una situación que involucra a gente de poder salgan a la luz.

¿Cómo es posible que en gobiernos democráticos pasen estas situaciones y nadie diga, ni haga nada al respecto? En octubre del 2021, en México, el periodista Alfredo Cardoso Echeverría, quien fue secuestrado de su domicilio en Acapulco, murió el 31 de octubre del año mencionado en el hospital a causa de las heridas de disparos que recibió. La alcaldesa Abelina López responsabilizó a los medios por “encender la alarma de violencia, cuando deberían quedarse callados”.

En Argentina han pasado situaciones similares. Uno de los casos más conocidos y por el cual se convirtió en símbolo de la lucha de la prensa argentina por la libertad de expresión es el de José Luis Cabezas, asesinado en plena democracia en 1997. Recibió dos tiros en la cabeza. Lo encontraron en un auto calcinado con las manos atadas a la espalda. La razón de su asesinato fue sacarle una foto al empresario más poderoso de Argentina en ese entonces: Alfredo Enrique Nalib Yabrán.

Este sujeto vivía en las sombras, públicamente nadie conocía su cara, pero aún así manejaba gran parte de las empresas argentinas, como por ejemplo el Correo OCA, donde controlaba el 30%. Un empresario poderosísimo, quien afirmaba que para él, que le sacaran una foto, era como si le dieran “un tiro en la cabeza”, tal como ejecutaron a Cabezas.

Yabrán no fue el único involucrado en el homicidio de José Luis. La policía bonaerense, de la cual Duhalde se jactaba de que era “la mejor del mundo”, también estuvo involucrada en el hecho, ya que el mismísimo subcomisario Gustavo Prellezo, fue el encargado de darle los disparos que acabaron con la vida del fotógrafo. Prellezo – además de ser subcomisario de la policía bonaerense- trabajaba para Gregorio Río, quien era por entonces jefe de la custodia de Yabrán.

Al día de hoy, nadie queda tras las rejas por este caso, pese que los involucrados tenían condena perpetua. A José Luis Cabezas lo asesinaron por fotografiar la cara del poder de Argentina en los años ’90. A José Luis Cabezas lo asesinaron por hacer su trabajo.

Así como el caso de Cabezas y el de Echeverría hay miles, pero esto no impide que los periodistas sigan haciendo su trabajo. El miedo no les gana y por más que hayan intimidaciones de por medio, ellos siguen comprometidos con su trabajo y por querer que los hechos de corrupción, atentados y cualquier eventualidad donde la gente poderosa se aproveche de su situación, sean denunciados públicamente, porque así es la labor de la persona que trabaja en un medio de comunicación: Informar a toda costa.

Autora: Yolanda Alvarado Alvarado.

José Luis Cabezas

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