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Carla Kirstein

Dramáticas expresiones de la mujer atacada por un funcionario del Superior Tribunal

Desde su provincia natal, la chaqueña que hizo conocer por las redes sociales el calvario que vivía en Ushuaia manifestó su temor de que “no se haga justicia”. Contó antecedentes del acusado, un auxiliar del juez Löffler.

La mujer que denunció por violencia de género a un alto funcionario del Poder Judicial de Tierra del Fuego teme que «no se haga justicia» en el caso y pidió ayuda para reorganizar su vida en la provincia de Chaco, donde se fue a vivir después de que su situación se hiciera pública y tuviera amplia repercusión nacional.

Carla Kirstein logró visibilizar lo que le ocurría cuando el 12 de agosto subió un video a las redes sociales en el que mostró su rostro y su cuerpo desfigurados y acusó por la golpiza a su entonces pareja, el relator del Superior Tribunal de Justicia fueguino Marcelo Guzmán.

La denuncia generó una gran conmoción y derivó en que Guzmán fuera separado del cargo y, semanas después, lo procesaran por «lesiones graves en contexto de violencia de género», en un fallo que actualmente se encuentra apelado en los tribunales de la ciudad de Ushuaia.

Mientras tanto Carla logró el permiso judicial para trasladarse a la localidad de Villa Ángela, en la provincia de Chaco, de donde es oriunda, en compañía de sus hijas.

«No tengo espíritu de venganza pero sí quiero que la causa se dirima en el ámbito penal, y que sea lo más pronto posible. Espero que no quede en un cajón, o que alguien piense que como ‘la loca’ se fue a Chaco ahora no pasa más nada. Me da mucho miedo que no se haga justicia», confesó la mujer en diálogo con Télam.

También dijo que a pesar de la repercusión pública y de la solidaridad de los movimientos feministas, por momentos se siente «cuestionada» dentro de la investigación.

«Yo no soy nadie especial. Soy una más en la estadística. Mi caso tomó repercusión por quien fue mi agresor. Por eso me da miedo que esto no se resuelva o que si hay un juicio sea uno desparejo. Ya veremos si este miedo es infundado o no», insistió la mujer, que se desempeña como instructora de pilates.

Sobre su vida en Villa Ángela, contó que se está reacomodando y que vive en casa de sus padres, aunque la ayuda que le prometieron desde distintos organismos, todavía no llega.

También mencionó que su intención es abrir algún tipo de espacio destinado a contener a mujeres víctimas de violencia, donde puedan tomar contacto con una psicóloga, una asistencia social o una abogada.

Y recordó que su expareja trabajaba en el juzgado Electoral de la provincia y luego perdió el concurso para ser juez de ese juzgado, lo que derivó en que se deprimiera y terminara tomando una licencia psiquiátrica.

«Después de la licencia fue reincorporado pero a un lugar no relacionado con el ámbito electoral. También tomó unas horas en la universidad (se refiere a Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) de Río Grande) por su relación con (el juez Ernesto) Loffler, y cuando este juez asumió en el Superior Tribunal lo nombró como su relator», contó también la mujer desde la casa de sus padres en Villa Ángela.

Hasta el momento, el funcionario judicial cumple con las reglas de conducta establecidas en su procesamiento, entre ellas «no acercarse a una distancia menor de 100 metros de la víctima y no mantener con ella ninguna comunicación».

También debe «presentarse diariamente en la sede de la Comisaría de Género y Familia» y no deambular fuera de su domicilio entre la medianoche y las siete de la mañana, además de no salir de la provincia sin autorización, bajo apercibimiento de quedar detenido.

La causa judicial se encuentra a resolución de la Sala Penal de la Cámara de Apelaciones de Ushuaia, y si este organismo confirma lo actuado en primera instancia, el próximo paso debería ser la elevación a juicio del expediente.

(Télam)

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