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Perros asilvestrados en entorno rural: un problema cada vez más grave

El científico y especialista, Adrián Schiavini, compartió información sobre la actualidad de la irresoluta problemática de los perros asilvestrados. Admite que la solución es urbana, y que demandará de varios años.

El Dr. en Biología e investigador principal del CADIC, Adrián Schiavini, se refirió en ((La 97)) a los perros asilvestrados, una problemática que afecta de forma severa al ambiente rural de la provincia de Tierra del Fuego.

Schiavini hizo mención a un video de reciente difusión que revela los daños que en una estancia provocó un grupo de perros asilvestrados, y no descartó que estos animales en algún momento puedan atacar a la población: La posibilidad de que un perro asilvestrado ataque a un ser humano está siempre latente. Que no haya ocurrido hasta ahora es simplemente una cuestión de azar, dijo.

El experto habló de registros de gente que ha debido trepar a un árbol en la zona rural para escapar de algún perro, aunque hasta el momento no ha habido un ataque directo a personas. “Pero en algún momento esto va a ocurrir”, vaticinó.

Fue interesante la descripción que Sachiavini esbozó acerca de los perros que pululan en el campo fueguino: “Es un ser esquivo porque no ha socializado con el ser humano. El perro doméstico tiene un periodo de vinculación con un universo de unos 8 meses, desde que nace. Es fundamental para que el perro entienda que nosotros no somos una amenaza, ni los otros perros que conviven con él, ni tampoco un juguete”.

Consideró que, para los perros nacidos en el ámbito rural, las personas “somos algo más del entorno que no saben cómo vamos a reaccionar. Por lo tanto, tienen un comportamiento elusivo, discreto, no somos algo que ellos conozcan”. En ese entorno, el peor escenario sería pasar cerca de una madriguera donde una madre esté cuidando a su cachorro, o de un animal que consiguió y esté comiendo carroña.

Por otra parte, manifestó que el perro asilvestrado, según se observó, actúa solo o en grupos de aproximadamente cinco individuos, aunque puede haber jaurías mayores o menores. Paradójicamente, aunque el perro es el carnívoro más abundante del mundo “sabemos bastante poco de cómo se comportan los perros asilvestrados”. Sí explicó que se trata de grupos lábiles, sin una estructura jerárquica o de roles como en otras especies salvajes.

“La idea que el perro silvestre deviene en lobo es falso” enunció, fundamentándolo en el concepto de que el proceso de domesticación ha sido milenario: “Es un cazador que no tiene por qué cazar si nosotros le proporcionamos el alimento. Un perro asilvestrado tiene toda esa carga genética, la domesticación se pierde a lo largo de muchos años para que el ambiente donde viven seleccione determinadas características”.

Compartió como ejemplo el hecho de que los perros domésticos corran a los autos cuando circulan por las calles: “Los perros no necesitan correr presas, las razas que hemos moldeado como compañía. Pero ese comportamiento persiste y cuando el animal puede correr, corre. Eso es lo que pasa continuamente en el ambiente productivo y natural, los perros corren cosas que corren, por ejemplo, ovejas”.

La proliferación de perros asilvestrados en la zona del ecotono, entre el lago Fagnano y Río Grande, trajo como consecuencia la reconversión de la tradicional producción ovina progresivamente hacia la bovina, a causa de los perros asilvestrados. Los productores pensaron que las vacas, al ser más grandes, iban a ser menos vulnerables a los ataques de perros. “Esto no está pasando. Hay registro de ataque de perros a ganado bovino” señaló Schiavini, provocándole al animal heridas y estrés, además de destrucción de infraestructura y en definitiva daños económicos al establecimiento.

Mencionó la existencia del Programa Provincial de Manejo de Perros Asilvestrados, derivado de una ley de 2017 que determinó un fondo específico de la mitad del impuesto inmobiliario rural y un comité de seguimiento compuesto por productores, investigadores, gobierno, municipio, para atacar la problemática. “La última actividad fue un taller en Río Grande en 2018 después de eso el estado provincial no ha vuelto a convocar” se lamentó. “Además los fondos son insuficientes para sostener algo”.

Consultado sobre una posible solución de fondo a la preocupante problemática, adelantó que “no hay una bala de plata, no hay una herramienta única”. Pero, puntualizó que la solución definitiva es, simplemente “que no haya perros sueltos en las ciudades. Aunque estés castrados o esterilizados no debe haber perros sueltos, porque esos en algún momento van al campo y van a encontrar cosas que corren, huevos, etc.”.

Destacó que, mientras se avanza en una iniciativa al respecto que podría conllevar décadas, es menester afrontar inmediatamente la problemática coyuntural en el ámbito rural: “Lo que se está haciendo es usar perros protectores de ganado, otros productores utilizan trampas o armas de fuego, herramientas muy costosas en términos de tiempo y recursos. También alambrados eléctricos de exclusiones”.

Igualmente insistió en que la solución a largo plazo es en la ciudad, donde lo que hasta ahora se está haciendo “no está teniendo éxito, porque habrá políticas de castración, pero hay perros sueltos castrados, siguen haciendo lo que hacen en las calles o en el ámbito extraurbano. Además, hay algunas ideas defendidas por animalistas de permitir que haya perros sueltos en la ciudad y que la gente les dé de comer. Eso es persistir en el problema. Y si hay gente tan desaprensiva que abandona perros porque se va de vacaciones o porque le creció mucho, vamos a seguir teniendo el problema. El trabajo es a largo plazo en la ciudad. En el ámbito rural hay que tapar las goteras, porque sigue lloviendo”, recomendó finalmente el Dr. Schiavini.

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