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Río Negro

Creció la población de «Caballitos de Mar» por la ausencia de turistas en pandemia

Según estudios, estos peces de pequeño tamaño y cuya cabeza recuerda a la de un caballo, estaban al borde de la extinción ya que su población se había reducido en un 90% antes de la pandemia.

La población de los «Caballitos de Mar» o hipocampos, una especie que estaba en peligro de extinción en la Bahía de San Antonio, en la provincia de Río Negro, creció un 400% por la falta de turismo en la zona producto de la pandemia de coronavirus, aseguró hoy el investigador del Conicet Diego Luzzatto, quien sigue la evolución de esta especie desde hace una década.

«Desde que los estudio nunca se había detenido la tendencia decreciente», posteó en Facebook Luzzatto para advertir a las autoridades sobre la importancia de controlar la actividad turística para evitar la desaparición del Hippocampus patagonicus de la zona.

Según los estudios del investigador, estos peces de pequeño tamaño y cuerpo comprimido lateralmente que nadan en posición vertical y cuya cabeza recuerda a la de un caballo, estaban al borde de la extinción ya que su población se había reducido en un 90% antes de la pandemia por el incremento del turismo especialmente en los últimos tres años.

«El verano pasado no hubo la intervención en el mar y en la costa que hay todos los años, hubo menos gente, vehículos y redes playeras», afirmó Luzzatto para explicar el aumento de esta especie.

Sin embargo, criticó que la actividad turística «venía muy desregulada y nadie controlaba las actividades que realizaba la gente en la bahía; eso declinaba muy marcadamente la población de caballitos de mar».

«Hace 10 años que los vengo estudiando y esta es la primera vez que veo que la población aumentó», remarcó.

Luzzatto realizó tres análisis en el lugar para verificar la expansión de ejemplares, y junto con eso confirmó que se trata de individuos jóvenes.

«No estoy encontrando animales de años anteriores, son los que nacieron entre la primavera y el verano pasado», explicó en diálogo con Télam, aunque alertó que con el regreso de los turistas en esta temporada la situación puede cambiar, lo que lo llevó a advertir sobre el tema a través de las redes sociales.

De hecho, el Gobierno de Río Negro estima que habrá una afluencia masiva de turistas en la próxima temporada estival en la Costa Atlántica y en la zona cordillerana.

Guardias ambientales

En tanto, la secretaria de Ambiente de Río Negro, Dina Migani, confirmó hoy a Télam que «se ampliará la planta de guardas ambientales para las 14 Áreas Naturales Protegidas de la provincia» de cara a la temporada.

«Cada área tiene su plan de manejo donde se detalla cuales son las especies que hay que conservar, y que lugares son más frágiles», indicó la funcionaria, quien precisó que allí estarán los guardas ambientales dedicados a atender a las personas y cuidar la fauna provincial.

Para eso, «se pretende contratar sólo por la temporada a 70 agentes de conservación ambiental, desde el primero de diciembre hasta principios de abril; muchos serán egresados de la carrera de la Universidad de Río Negro», añadió.

Otro lugar de estudio en la Bahía es Punta Perdices a donde también llegaron en los últimos años muchos turistas, por lo que también tendrá un punto fijo de control «para que ya no se más tierra de nadie», dijo Luzzatto.

El área natural protegida de la provincia incluye el Golfo San Matías, que engloba al municipio de San Antonio Oeste y Las Grutas, «un área de usos múltiples que tiene distintas zonificaciones depende de los usos de cada lugar», apuntó el investigador.

«Hay áreas intangibles que son las que están en riesgo si no hay control turístico; si bien Punta Perdices no está dentro de un área intangible, está nominada como área primitiva que sólo permite el turismo de bajo impacto, cosa que hoy no se verifica», aseguró Luzzatto.

El investigador indicó que allí «la gente usa redes playeras para pescar cornalitos, lo que genera uno de los peores impacto en la zona porque son peces pequeños que no llegan a ser adultos y nunca se reproducen».

Ese comportamiento humano altera las cadenas tróficas de las especies que llegan para reproducirse a la bahía.

«Las están pescando con esas redes playeras y nadie se da cuenta que también pescan a los jóvenes caballitos de mar», alertó, preocupado con lo que ocurra en la temporada, y considerando que el decreto provincial 398/14 prohíbe el uso de redes dentro del Área Natural Protegida Bahía de San Antonio.

La trampa de las algas

El investigador explicó que se trata de una especie «que no patalea y quedan mezclada y atrapada con las algas que se sacan con las redes; puede haber hasta 10 caballitos de mar chiquititos que mueren cuando apenas alcanzan los tres centímetros de longitud».

«El destino final casi seguro los caballitos de mar juveniles es el de ser descartados en la playa junto a la masa de algas», se lamentó.

Otro de los problemas que enfrentan los hipocampos es el pisoteo de su hábitat cuando la marea se encuentra baja.

«Todo depende de cómo se use de acá al futuro el ambiente, es una cuestión de las atribuciones que se toma el turismo para con el área natural, muchas veces bajo un manto de ignorancia», señaló Luzzatto, quien explicó que falta cartelería y un poco de fiscalización para controlar el accionar de los turistas.

«No es cuestión de poner multas, sino de que la gente comprenda la situación», concluyó el especialista.

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