Publicado en

De México a Ushuaia: “Acción Poética”, o cómo embellecer paredes con palabras

El movimiento de muralistas poetas nació en 1996 y se extendió por toda América, siempre buscando transmitir optimismo y “buena onda”. Su curiosa historia y cuáles son los requisitos para sumarse.

La provincia de Tucumán fue la primera en Argentina que replicó el movimiento literario Acción Poética, por iniciativa del gestor cultural Fernando Ríos Kissner, quien salió por primera vez en 2012 a estampar poesía en las calles de San Miguel de Tucumán, un fenómeno que se masificó hasta alcanzar la totalidad del territorio nacional, de Jujuy a Ushuaia.

«Duermo poco sueño mucho» fue la primera frase que Ríos Kissner -oriundo de Salta- imprimió en un muro en blanco del «Jardín de la República», luego de conversar vía mail con Armando Alanís Pulido -el fundador de Acción Poética- para contarle que quería replicar ese movimiento de este lado del continente. «Hazlo. Las reglas son sencillas: una pared en blanco, letras negras en imprenta mayúscula, frases cortas y nada de política o religión», le respondió el poeta mexicano.

«Y salí una noche a pintar. Sin saber lo que iba a suceder ni mucho menos. Luego, saqué una foto y la subí a redes sociales. Y fue impactante la devolución que tuvo, la cantidad de veces que fue compartido. Tucumán es chico y enseguida empecé a sentir los efectos», recuerda Ríos Kissner, actual coordinador de Acción Poética Argentina, en una entrevista con Télam.

«Primero salía a pintar las paredes que no son de nadie, pero esas se agotan muy rápido y había que compartirlas con grafiteros, con políticos, con mucha gente. Y cada vez más personas me pedían que les avise cuando saliera a pintar. Lo nuestro no era contestatario, no era graffiti, no teníamos la adrenalina de asaltar una pared, sino que compartíamos frases que nos parecía interesante decir. Y me di cuenta que necesitábamos otra forma, que las paredes empezaran a hablar de otros temas», señala.

Así, este salteño afincado en Tucumán sumó nuevas reglas a las pocas del principio que había impuesto Alanís Pulido -con su consentimiento- y decidió jamás pintar una pared sin el permiso de su propietario: «Esto nos permitía trabajar a la vista de todos. Y lo interesante era el proceso. La cosa empezó a tener un carácter mucho más social y animó a un montón de personas a hacerlo».

De este modo, Acción Poética tuvo sus emisarios también en Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Mendoza, Santa Fe y siguió contagiándose por ciudades de Buenos Aires como Berazategui, Quilmes, Coronel Pringles. En Ushuaia apareció en 2016 y se repitió en Río Grande, sin respetar totalmente los requisitos, pero igual de inspirador y bello.

En Ushuaia y Río Grande apareció en 2016, sin respetar totalmente los requisitos, pero igual de inspirador y bello.

 

Poesía de exportación

Las pinceladas de AP continuaron en países como Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Nicaragua, Guatemala, Venezuela y toda América latina, siempre con la nave insignia de Alanís Pulido y Ríos Kissner.

«Advertí que Acción Poética podía ser una herramienta que le podía dar voz a otros, para que pudieran decir sus palabras», cuenta Ríos, que desde entonces ha visitado más de cien escuelas, realizó un mural de catorce cuadras con habitantes de barrios carenciados de Tucumán, trabajó en cárceles, hospitales, centros psiquiátricos y universidades. Incluso brinda charlas todos los años a estudiantes de español de una Escuela de Palo Alto, California, para que realicen su propia Acción Poética.

En Perú realizaron los primeros murales bilingües de AP, en castellano y quechua. En Guatemala se pintaron en lengua maya y en la Triple Frontera inmortalizaron, en guaraní, una letra de Rubén Blades que reza «Nacimos de muchas madres pero aquí solo hay hermanos».

«Llegamos a un punto en que ni siquiera importaba el mural. La parte hermosa era el proceso. La gente se permitió expresar. La magia está en empoderar a la gente en la palabra», asegura Ríos (1964), gestor cultural y creador además de la «heladera social», una idea para los más necesitados.

«Para mí, Acción Poética es una herramienta. Yo la ejecuto pero siempre la pongo a disposición. El común denominador es compartir, tomando la palabra como medio», dice.

No hay un límite a la vista para este movimiento urbano y poético que nació hace 25 años en México y que no para de crecer. Cualquiera puede empezar a generarlo en su propia ciudad, respetando las reglas madre de Acción Poética. Como un guiño implícito, tal vez, al periodista Rodolfo Walsh, quien creía que «las paredes son la imprenta de los pueblos».

Acción Poética comenzó en México, en 1996

El movimiento lo inició el poeta mexicano Armando Alanís Pulido y consiste en pintar e intervenir poéticamente muros de las ciudades con frases estimulantes. Nos encanta y somos fieles admiradores de este maravilloso movimiento.

Este proyecto es también un movimiento mediante el cual se promueve la lectura y se busca generar en el ciudadano una reflexión.

Como todo movimiento artístico-literario tiene sus reglas: se escribe en “micropoesía” (una frase de no más de ocho palabras) y se dibujan letras mayúsculas de imprenta color negro sobre una pared blanca que haya sido cedida para eso.

El contenido de las pintadas va desde frases plagadas de optimismo, fragmentos de obras literarias, canciones y versos de amor y reflexión. No adhieren a ninguna religión ni bandera política, de hecho se busca evitar poesías que aludan a estos tópicos.

¿Por qué no pensar en un mundo dónde la poesía nutra y (trans)forme el paisaje urbano? Acción Poética apuesta al poder revolucionario y transformador de la palabra, a revalorizarla, la palabra como elemento de innovación y crecimiento, como columna vertebral de una sociedad que si leyese más poesía sería, sin dudas, más humana.

Se trata de volver a las bases, de dar un descanso al ojo humano frente a tanto consumismo y “deber ser/tener” impulsado por el sistema capitalista, regalándole por el contrario algo que lo haga pensar, salir del letargo, un oasis en la vorágine del día a día, de la rutina.

Este es el hilo conductor de este movimiento que decide tomar las calles, generar esa convergencia entre la gente y este cruce cotidiano con la poesía que sale al encuentro, que asalta sin previo aviso.

Los artistas-poetas son anónimos, las pintadas se firman con el nombre del movimiento, creando de esta manera un sentido de pertenencia pleno para todo aquel que quiera formar parte del mismo. Nos incluye y tiñe a todos.

¿Y qué mejor lugar que las paredes para expresarse? Espacios públicos, a la vista de todos, de aquellos transeúntes que distraídos y casi sin notarlo se ven empapados en su cotidianeidad por estas palabras.

Y una vez que esto sucede, con un poco de suerte y un dejo de libertad, ya no verán la vida con los mismos ojos ni continuarán su día de la misma manera, la poesía traerá también felicidad.

..

Comentarios