Una de las pocas fotografías que hay de Dagoberto Díaz
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Caso Sofía: El hombre con pedido de captura es un viejo conocido de la Justicia fueguina

José Dagoberto Díaz Aguila es conocido por sus costumbres de ermitaño y por no tener domicilio fijo. Sin embargo, la Policía y la Justicia han tenido que ocuparse de él en reiteradas ocasiones.

La noticia acerca del pedido de captura internacional de un hombre, en el marco de la causa por la desaparición de Sofía Yasmín Herrera, causó conmoción en Río Grande, pero para los conocedores del expediente no fue algo sorpresivo.
Por el contrario, la aparición de José Dagoberto Díaz Avila (nacido en 1969 en Chiloé) en la investigación data de los primeros días, aunque no fue incorporado al expediente de manera formal y sólo era mencionado por su alias de “espantalavirgen”.
El hombre era citado por un policía que participó de la búsqueda de Sofía en aquellos días de 2008 y que relataba sus encuentros con el misterioso sujeto que le aseguraba tener datos sobre lo ocurrido con la hija de María Elena Delgado y Fabién Herrera. Pero este policía (hoy retirado) nunca fue citado formalmente hasta que tomó el expediente el Juez Daniel Cesari Hernández, a principios de 2017.
En ese lapso, “espantalavirgen” dejó por un tiempo de ser un nómada y se refugió en distintos domicilios, protagonizando diversos hechos incluidos en la crónica policial. Ya pesaban en su historial numerosas imputaciones y entradas en la policía por robos menores, abigeato y daños, pero trascendería a la prensa por una pelea con final sangriento.
El 3 de enero de 2016, se incendió la casilla donde moraba junto a otro sujeto. El incendio fue catalogado como intencional por los peritos. No se investigó el hecho en la Justicia, pero algunos vecinos hablaron de una venganza por creerlo involucrado en un delito sexual contra una menor.
En octubre de ese año trascendió por su nombre completo: las noticias informaban que un hombre de 46 años, de nombre Juan Dagoberto Díaz Aguila, se había trepado a la antena de Radio Nacional, reclamando a los gritos “una vivienda y un trabajo”. Tuvo a los policías en vilo 2 horas hasta que bajó por sus propios medios y fue internado en Salud Mental del Hospital, en observación.
Pocos días después recibió el alta y fue trasladado por personal de Gendarmería hacia una pensión en calle Fagnano. A poco de ingresar, tuvo un altercado con un compañero de habitación al que habría apuñalado en el estómago. Oscar Alberto Pereyra fue internado en el Hospital por sus heridas y Dagoberto Díaz también, pero otra vez en Salud Mental.
La causa judicial avanzó, aunque a paso lento y cuando se lo requirió para indagarlo por la agresión, “espantalavirgen” ya se había convertido en el fantasma que sigue siendo hasta el día de hoy.
No hay pistas de su paradero, aunque los investigadores sospechan que cruzó la frontera por algún paso no habilitado (tal como fue su costumbre por años) y que podría estar en el sur de Chile, probablemente en su Chiloé natal. Interpol tiene ahora la tarea de ubicarlo; el Juez Cesari está convencido de que tiene mucho para contar.

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