Arroyo detalló las acciones implementadas por el Ejecutivo a partir de la inauguración de la cuarentena, entre ellas el incremento de la ayuda alimentaria de 8 a 11 millones de personas así como la creación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el subsidio salarial ATP, y dio por hecho que a continuación se hará imprescindible aplicar “una renta universal básica” para los sectores más golpeados por la crisis, aunque incluso esa medida “no alcanzará” para revertir la crisis. “Hay que actuar sobre tres ejes: el trabajo, los ingresos y el acceso a los servicios básicos”, detalló sobre el plan de acción previsto.
Si bien el funcionario hubiese preferido avanzar sobre un plan de salario universal sin contraprestación (es decir, un programa netamente asistencialista) en su entorno dijeron que la dinámica de la crisis por el coronavirus lo impulsó a reorientar la iniciativa hacia un esquema de pagos a cambio de trabajo, capacitación o formación. “No hay salida sin un consenso fuerte”, instó Arroyo a sus interlocutores. A continuación aclaró que para aplicar el plan hará falta “una reforma impositiva” y dijo que de no hacerlo, a velocidad, “va a quedar mucha gente con la ñata contra el vidrio”.
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