Una vecina del barrio CGT de la ciudad de Río Grande estuvo dos meses varada por la pandemia y, al regresar a la isla, encontró su vivienda usurpada por su sobrina. Luego de iniciar acciones judiciales, le informaron la existencia de un boleto de compra y venta del inmueble a nombre de una tercera persona que lo habría vendido por 200 mil pesos.
Patricia asegura que tiene toda la documentación que acredita su propiedad de la casa, pero tuvo que pasar varios días durmiendo en su automóvil porque, al regresar de Mendoza, su sobrina, una docente que -según dijo la damnificada- trabajaría en la Escuela N°35, no la deja ingresar a lo que es legítima propiedad.
La víctima primero efectuó una exposición policial y le dieron a conocer que podía ocupar la casa, ya que tiene las llaves de la puerta. Sin embargo, su sobrina y otra persona no le permiten entrar. Había viajado a su provincia natal de vacaciones en febrero pasado.
“Tuve que hacer una denuncia de desalojo, la cual ahora está en el juzgado, que lleva todo su proceso”, comentó Patricia, y agregó que “ahora en todo este proceso me encuentro que mi casa fue vendida por un tercero”.
La vecina tuvo que sufrir durante dos meses el periplo de los varados fuera de Tierra del Fuego en el contexto de la pandemia del Covid-19, y actualmente fue acogida por una amiga en su vivienda, después de tres días de vivir en su vehículo particular.
Acerca del comprobante de venta del inmueble a nombre otra mujer, Patricia relató que fue notificada de esta situación al recibir el expediente de la causa por desalojo, cuando conoció el descargo que realizó su sobrina, una docente ahora acusada de usurpación y de estafa. “Aparece con un documento de compraventa, donde hay una persona, Antonia Francisca García, le vende mi casa a mi sobrina”, sostuvo Patricia, resaltando que conoce a esa mujer únicamente “de vista” y que no tiene contacto con ella.
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