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Para atraer a los turistas, el Museo del Presidio de Ushuaia ofrece “visitas teatralizadas”

Visten a los visitantes con trajes de presidiarios y los “someten a los rigores” de los guardiacárceles. Hasta les ofrecen un “Certificado de Liberación”.

El turismo, en todo el mundo, busca nuevos modos de atraer a los visitantes e incrementar el ingreso de divisas gracias a la llamada “industria sin chimeneas”. En ese sentido, las estrategias de venta se diversifican, extreman la creatividad y -entre otras formas de atractivos- propician convertir al visitante en protagonista de una experiencia que ya no es sólo contemplativa.

Ushuaia no quiere ser ajena a esa tendencia y algunos intentos surgidos en los últimos tiempos dan prueba de ello. En la prometedora Puerto Almanza, por ejemplo, algún restaurant ofrece al turista embarcarse para pescar su propia centolla y hasta internarse en la cocina para participar de la preparación del exquisito plato que luego disfrutará en su mesa.

Pero la oferta promocionada ahora por el Museo Marítimo y del Presidio de Ushuaia supera todos los límites de la creatividad conocida y hasta se expone a la polémica por su insólita propuesta, que rompe de pronto con la sobriedad que ha caracterizado por décadas al que fuera el centro de reclusión más temido de la Argentina.

Afiche promocional de las vvsitas teatralizadas al penal de Ushuaia.

“Visita teatralizada”, ofrece la ONG que explota la histórica cárcel, convertida en museo y ahora en centro de entretenimiento.

“Se trata de una obra de teatro con características muy especiales, montada sobre un escenario real, donde…  los visitantes a modo de improvisados actores deben cumplir el rol de presos”, incita la presentación en el sitio web de la concesionaria del museo.

Tras oblar la considerable cifra en pesos que cuesta la experiencia, el visitante vestirá su traje a rayas, con el cual se imaginará en el rol de los temibles criminales (o varios presos políticos) que habitaron el lugar hasta la década del ’40 del siglo pasado.

“Las risas se acaban abruptamente cuando un guardiacárcel ataviado con el uniforme oscuro y fusil en mano irrumpe con cara de pocos amigos y rigurosa voz de mando en la sala, para ordenar que formen fila de a uno y con las luces totalmente apagadas comienza el tour”, apremia el relato, del cual surge que –como el turista es “el bueno” de la teatralización- el sufrido guardiacárcel pasa a ser el inhumano maltratador.

Siguiendo el insólito argumento, el guardia “impone el reglamento interno de los reclusos con órdenes precisas y rigurosas y leyendo las duras penas impuestas para quienes no respeten el reglamento interno (sic) y haciendo sonar el silbato al menor movimiento no ordenado”.

“Los ‘presos’ encerrados en las diminutas celdas juegan con la imaginación y toman conciencia de la desgraciada vida de los hombres que pasaron por ellas”, empatiza, por fin, el relato en la página web.

Para sensibilizar más a los ocasionales actores, la visita teatralizada culmina en los antiguos sanitarios “cuya temperatura ambiente es sumamente baja y aún conserva la pobrísima infraestructura que tenían los penados para asearse”, lo que aleja la tentación de completar la experiencia haciendo uso de los sanitarios, como lo hiciera incontables veces el “petiso orejudo”, antes de ser asesinado por sus compañeros de reclusión que no eran, precisamente, alegres turistas extranjeros.

Finalmente, se ofrece como recuerdo invalorable del irrepetible paseo, algo que los verdaderos reclusos del tétrico penal nunca tuvieron: Un “Certificado de Liberación».

Imagen real de los reclusos en el penal de Ushuaia (Fuente: wikipedia)

 

Historia de la Cárcel de Ushuaia

El presidio militar que funcionó en la Isla de los Estados, primero en San Juan de Salvamento y luego en Puerto Cook, fue trasladado en 1902 por razones humanitarias a Ushuaia, que para entonces sólo reunía a 40 casas.

Allí comenzó a funcionar, en casas de chapa y galpones trasladados de Isla de los Estados, el Presidio Militar. Funciono desde 1902 hasta 1911 en que se fusiona el Presidio Militar con la Cárcel de Reincidentes. Los Militares presos desde ese momento compartieron el encierro con los presos civiles.

En 1920 la cárcel contaba con 5 pabellones de 76 celdas exteriores cada uno. Las 386 celdas eran unipersonales, pero la cárcel llegó a alojar a más de 600 penados.

Entre el Pabellón 1 o «Histórico» y el Pabellón 2 se levantó la cocina y entre el 1 y el 5 la panadería. Al frente de la bahía se levantó la administración. Los talleres fueron colocados en construcciones separadas. Recién en 1943 se inauguró un moderno hospital que luego fue el hospital de la Base Naval y por mucho tiempo el único hospital de la zona.

A medida que pasó el tiempo a esta cárcel fueron enviados delincuentes autores de graves delitos, muchos de ellos condenados a pena perpetua o de larga duración. El régimen aplicado se basó en el trabajo retribuido, enseñanza escolar de nivel primario y una severa disciplina.

El penal tuvo 30 sectores de trabajo, algunos de ellos quedaban fuera de él. Los talleres instalados atendieron las necesidades de la cárcel y prestaron servicios a toda la ciudad de Ushuaia. Estos fueron la primera imprenta, teléfono, electricidad, bomberos, etc.

Fuera de la cárcel los penados fueron utilizados para trabajos como la construcción de calles, puentes, edificios, además de la explotación de los bosques. De ésta forma con los penados se habilitó el tren más austral del mundo en 1910. Este llegó a tener una extensión de 25 km y corría al costado de la calle Maipú pasando por el campamento de Monte Susana y dividiéndose en dos ramales hacia lo que hoy es el Parque Nacional.

En 1947, siendo ya el Territorio Nacional una Gobernación Marítima, la Presidencia de la Nación dispuso la clausura de la cárcel. Las instalaciones fueron transferidas al Ministerio de Marina y en ellas se instaló la Base Naval en 1950.

El edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional por ley del Congreso de la Nación en abril de 1997 y está siendo recuperado para su visita por la Armada Argentina y el Museo Marítimo de Ushuaia.

 

Presos famosos
  • Mateo Banks, alias «El Místico»

También conocido como el primer multi-homicida fue célebre en su época. De familia de origen irlandés, nació el 18 de noviembre de 1872, en la provincia de Buenos Aires. Fue acusado de matar a ocho personas en Azul: tres hermanos, su cuñada, dos sobrinas y dos peones; con la intención de apoderarse de las dos estancias de la familia. El se declaró inocente y entrevistado varias veces en la cárcel insistió con su versión…

  • «El Petiso Orejudo» o Cayetano Santos Godino. Preso N° 90

Durante 1912 Buenos Aires vivió una época de terror, a raíz de una serie de asesinatos o intentos de asesinato de menores. Ese año, en enero, el niño Arturo Laurora, fue encontrado muerto, asesinado en una casa abandonada de la calle Pavón 1541. El 7 de marzo, frente a un local ubicado en Entre Ríos 322, un individuo prende fuego al vestido que llevaba puesto la menor Benita Vainicoff, poco después la niña muere a causa de las quemaduras. El 8 de noviembre un intento de asesinato es frustrado: el niño Carmelo Russo es encontrado atado y semiasfixiado por un cordón que le envuelve el cuello. En esa oportunidad hay un detenido que pronto es liberado por falta de mérito. Finalmente, el 3 de diciembre, siempre del mismo año, es secuestrado y asesinado en una quinta de la calle Moreno, el menor Gerardo Giordano de 3 años. Pero esa madrugada el temor habría de finalizar cuando, en la casa de la calle Urquiza 1970, es detenido un menor de 16 años, Cayetano Santos Godino….

  • Simón Radowitzky o Radovitsky. Penado N° 155

Joven anarquista de origen ruso. Se hizo famoso con el asesinato del Comisario Falcón, Jefe de la Policía, y su secretario, con una bomba arrojada dentro de su coche. Es así como la condena pasa a ser de «penitenciaría por tiempo indeterminado con reclusión en su celda a pan y agua durante 20 días por año al acercarse la fecha de la muerte del comisario». Pasará 21 años en la cárcel, de los cuales 10 serán en calabozo aislado y 19 de esos años en el Presidio de Ushuaia…

  •  Presos políticos

A Ushuaia también fueron enviados presos políticos y sociales. Esto sucedió en 1905, 1911 y sobre todo en la década del 30, después del golpe militar.

En 1931 fue enviado a Ushuaia el diputado Néstor Aparicio quien a raíz de su estada escribió un libro que se llamó «Los prisioneros del Chaco y la evasión de Ushuaia» (1934) Allí cuenta su experiencia. Después de la revolución del 6 de septiembre de 1930, que derrocó a Hipólito Irigoyen, el diputado Aparicio (Partido Radical), estuvo tres meses en Montevideo.

El 7 de marzo de 1931 fueron embarcados en el transporte «Chaco», Pedro Bidegain, Néstor Aparicio, Arturo Benavídez, Carlos Montes, Mario Cima y el Dr. Emir Mercader, un médico que dejó muy buenos recuerdos entre los pobladores, por su sabiduría y humanidad, atendía a los pobladores sin cobrarles.

 

Fragmentos del texto extraído del libro «El Presidio de Ushuaia» Citado y editado por el Museo Marítimo.

 

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